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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Nunca me había chocado tanto como entonces, por el contraste con la cándida sencillez de Elena, la ridiculez de aquellas maneras y de aquellos adornos. Lacante hizo que su hija se sentase y le presentó, uno por uno, sus invitados, añadiendo al nombre de cada cual una nota característica destinada a fijar sus recuerdos. Cuando llegó a mí, Elena dijo con presteza: A este caballero lo conozco.
Y aquí tiene el elector, dibujada á grandes rasgos, la perspectiva exterior, digámoslo así, de don Silvestre Seturas, pocos años antes de la ocasión en que se le presento.
Señora, ése es mi deber, y puede usted estar segura de que jamás faltaré a él. ¡Bueno, hija mía! permíteme un beso. Beatriz se levantó y le presentó la frente.
Pondré singular cuidado en que ignore esto Juan Pablo Rubín, que fue quien me presentó a ti, en la calle, ¿te acuerdas?, y de ahí viene nuestro dichoso conocimiento. Estas relaciones las hemos de esconder y reservar hasta donde sea humanamente posible. Verás qué bien vamos a estar.
Febrer encogió los hombros. «No, muchas gracias; tenía que hacer.» Apenas acabó de hablar, cuando el Capellanet se presentó por segunda vez en la torre, llevándole la comida. El muchacho parecía enfurruñado y triste.
Bien pronto Saint-Pol, dominado por sus grandes edificios negros y sus campanarios de piedra, se presentó vago e incierto a través del vapor que ascendía de las aguas, después se dibujó de una manera más precisa, cuando los pálidos rayos del sol de noviembre arrojaron el aire espeso y húmedo de la mañana.
Samper, más desesperado aún por el retraso del viaje que por la vergüenza sufrida, se había desbordado en palabras de indignación. Los presentes compartíanla con él y censuraban acremente a Tristán, a quien García no osaba apenas defender. El desgraciado agente, sin ir a su casa, tomó otra vez el tren. Pocos días después un hombre enlutado se presentó en casa de Tristán. Era Samper.
Sí, hijo mío; y allí, vida nueva; reanudé la amistad con un capitán de la marina que había conocido en el Cairo en el momento en que iba a ser decapitado por haber levantado el velo a una de las mujeres de un fellah. Yo le salvé a bordo de mi brick. Al encontrarme en Francia, quiso atestiguarme su agradecimiento, y me presentó a un pequeño número de amigos, como un proscrito de la Inquisición.
Era valiente, activo; y desterrado para siempre del suelo que le vio nacer, decidió, pues, entrar al servicio de Inglaterra, y presentó al efecto una solicitud a los ministros de Jorge II, que fue desatendida. Pidiome entonces que fuese a hablar a la Reina, la que me recibió con dulzura, pero me manifestó que sentía mucha pena por no poder favorecer a un proscrito por la corte de Madrid.
Temía la primera entrevista, y no le faltaba razón. Doña Paula le recibió con marcada frialdad, y hasta en los criados halló una sombra de hostilidad que le hirió. Por otra parte, la idea de encontrarse con Cecilia le hacía temblar. Mas cuando se presentó Venturita en la sala, todos los temores y tristezas se desvanecieron.
Palabra del Dia
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