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Actualizado: 11 de junio de 2025
La pecadora descansa de noche en su lecho, atormentada por sus sombríos pensamientos; detrás de la escena resuena cántico confuso y sobrenatural, que pinta lo pasajero de todas las cosas terrestres, presentándose una sombra con barba y largos cabellos blancos, trayendo un féretro en la mano, una corona y un cetro en la otra y un azadón al hombro.
A pesar de las consideraciones pesimistas de Torres, ella esperaba obtener algún éxito presentándose a Torquemada, y el día 31 se aventuró a ir a casa de este, paso desagradable, pero necesario, en cuyo buen resultado fiaba.
Y esto había bastado para que aquellos hombres, roídos por sorda rivalidad corrieran a ponerse en comunicación con el barbero, presentándose desfigurados ante la veleidosa joven que los abarcaba a todos en un afecto común, sin distinguir a ninguno.
Llamó, presentándose una doncella. A la señorita Beatriz, que venga. Aproximóse la baronesa a su tocador, humedeció su frente y mejillas, por la emoción enrojecidas, y volvió a sentarse, con una falsa sonrisa en los labios, cuando Beatriz entró. Señora...
No tres, como ella les dijera, sino cinco horas anduvieron hasta llegar de madrugada a un caserío donde, presentándose al jefe del destacamento que lo ocupaba, contaron cuanto habían visto, aún grabada en sus rostros la impresión de la angustia y el terror sufridos.
Y como si sus pensamientos ejerciesen influencia a larga distancia, atrayendo a las personas, el bandolero obedecía a sus deseos presentándose de buena mañana en el cortijo. ¡El Plumitas! Este nombre evocaba en su imaginación la figura completa del bandido. Casi no necesitaba conocerlo: apenas iba a experimentar sorpresa.
El Nacional le oyó subir la escalera con no menos velocidad, presentándose ante él tembloroso y pálido. ¡Es er Plumitas, señó Sebastián! Ice que es er Plumitas, y que nesesita hablá con el amo... Me lo dio er corasón denque le vi. ¡El Plumitas!... La voz del peón, a pesar de ser balbuciente y sofocada por la fatiga, pareció esparcirse por todas las habitaciones al pronunciar este nombre.
Al poco tiempo, llegaron tropas americanas y con ellas el General Merrit, presentándose al Gobierno Dictatorial el Secretario del almirante con dos jefes para pedir que se les concediera ocupar nuestras trincheras de Maytubig, desde la playa hasta el camino Real, donde se unirían en cordon con las tropas filipinas que ocupaban Pasay y Singalong; á lo que también accedí, debido á las solemnes promesas del repetido almirante y naturales esperanzas de ellas nacidas sobre el apoyo y reconocimiento de nuestra Independencia.
En tan críticas circunstancias, Emparan, presentándose en el balcon á la muchedumbre que cercaba la casa capitular, apeló á su voto; pero esta, siguiendo á los conjurados, gritó: ¡Afuera! ¡Afuera! No le queremos. Ni yo tampoco quiero el mando, dijo él despechado, si bien tratando de disimular su enojo y bochorno.
Pero como su celo y arreglada couducta, con las muchas limosnas que hacia, y los infinitos intereses de obvenciones que continuamente los perdonaba, le hubiesen hecho muy amado de todos, salvó la vida; y libre ya de sus opresores, pasó sin pérdida de tiempo á la capital de la provincia, dondo entró bañado en su propia sangre, y presentándose en la plaza mayor, sin haber hecho otra diligencia, que ponerse en la herida una medida de Nuestra Señora de Copacabana, rodeado de un numeroso concurso, exortó á los circunstantes, diciendo: ¿Donde está la lealtad y religion de los Cochabambinos, que no evita tantos daños y sacrilegios?
Palabra del Dia
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