Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de julio de 2025
Aquel dandy, aquel valiente, aquel hombre de porvenir y de carrera, estaba allí postrado ante su hermosura, sin más resorte para tanto rendimiento que el repentino y ardiente amor que ella había sabido inspirarle.
Pero le quedó al libro el encanto de lo vedado, el aroma excitante de lo prohibido, y una tarde volvió a entrar en el cuarto de Tirso para hojearlo. La madre estaba en la cocina y el padre postrado en su sillón. Llamaron a la puerta, ella no oyó nada, abrió doña Manuela a Pepe y, al cruzar éste el pasillo, sorprendió a su hermana leyendo.
Pero les duró poco tiempo este consuelo, porque en breve quedó postrado de tan insufribles trabajos; pues por más remedios que según la pobreza de aquellas tierras se le procuraron aplicar, nunca se pudo recobrar.
Lo primero que se le ocurrió fue hacer saltar de un bastonazo el ventanillo y llamarle, por tranquilizarse escuchándole contestar; pero desde el sitio donde solían ponerle la butaca, junto al balcón del comedor, era difícil que oyera: hablarle desde las ventanas de los vecinos que daban al patio, también era inútil; y mientras rápidamente lo concebía, la imaginación le presentaba a los ojos a su padre postrado en la butaca, silencioso, triste, en cruel soledad toda la tarde.
Llegados a un bosquecillo no muy distante de la fortaleza, dispuse que nuestros tres acompañantes se quedasen allí con los caballos. Sarto tenía un silbato con el cual podía llamarlos en mi auxilio; pero hasta aquel momento nadie nos había visto ni aparecía señal de peligro. Yo tenía la esperanza de que Miguel siguiera desprevenido, creyéndome postrado todavía en el lecho.
Más lejos, encontré un cercado de piedras sueltas donde yacían, bajo unos arbustos, infinidad de cajas amarillas que los chinos abandonan sobre la tierra y donde se pudren los cadáveres. Me senté sobre una caja postrado de fatiga; mas un olor abominable flotaba en el aire, y al apoyarme sentí la sensación de un líquido viscoso que escurría por las hendiduras de las tablas. Quise huir.
Sí, Dios mío... Cuando veo las tumbas de muchos viejos vecinos que he conocido jóvenes, y sobre las cuales paso yo ahora cuando voy a misa, pienso con tristeza que mi estancia en la tierra no puede ser eterna, y que no puede tardar en abrírseme la eterna mansión: y las lágrimas se me saltan cuando pienso en lodo lo que debo dejar a mi partida: mi pobre marido, compañero fiel de mi juventud, que si bien no está postrado en el lecho, sufre continuamente y necesita de mí, hoy para sufrir, como ayer para ser dichoso: después mis hijos, ¡los hijos de mi corazón!...
Postrado en la cama, pasaba a veces días enteros sin pronunciar una sola palabra, aunque Salvador hacía los imposibles por sacar una siquiera de aquel pecho que era un mar de melancolías. En cambio, otros días era tal su locuacidad que no podían seguirle la conversación incoherente y exaltada.
Mientras María participaba con el gran cantante de la desaforada ovación que le ofrecía un público, que de rodillas los veneraba humildemente, se representaba una escena de diferente carácter en la pobre choza de que ella saliera poco más de un año antes. Pedro Santaló yacía postrado en su lecho. Desde la separación de su hija no había levantado cabeza.
Aquellos que por dicha ya han pasado Por medio de las torres y coluna, Habiendo las rodillas ya postrado, Levantando los ojos á la luna, Aqueste viejo así les ha hablado, Con una muy feroz voz importuna, Y dice: "A este adorad, que es solo uno El Sol, y fuera dél otro ninguno."
Palabra del Dia
Otros Mirando