Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


¡Ay, Angelina! exclamé poniéndome en pie. ¡Es preciso que esto tenga término!... La joven comprendió al punto lo que iba yo a decirle, y se puso trémula, asustada, roja como una amapola. Me acerqué de puntillas, y apoyado en el respaldar del sillón, me incliné, y en voz baja le dije al oído: Angelina: ¡la amo a usted! ¡Me muero de amor!...

11 conforme al Evangelio de la gloria del Dios bienaventurado, el cual a me ha sido encargado. 12 Y doy gracias al que me fortificó, a Cristo Jesús, señor nuestro, de que me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; 13 habiendo sido antes blasfemo y perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia, porque lo hice con ignorancia en incredulidad.

Yo no tengo para qué presentarme otra vez delante de esa p... exclamé, poniéndome rojo. Creí que aquel insulto dirigido a su amada le iba a exasperar. Nada de eso. Siguió tan tranquilo como si nada fuese con él. Ambos guardamos silencio. Yo quedé profundamente pensativo. Las últimas palabras del malagueño me habían llegado a lo profundo del corazón.

¡El mundo! ¡la tentación! ¡siempre combatiéndome, siempre poniéndome á punto de ser vencido! exclamó con acento desesperado ; ¡siempre fijo en el recuerdo doloroso de la una, la aspiración desesperada, oculta, comprimida, hacia la otra!

Llegábame de todos a los hijos de caballeros, y particularmente a un hijo de don Alonso Coronel de Zúñiga, con el cual juntaba meriendas. Ibame a su casa los días de fiesta, y acompañábale cada día. Los otros, o que porque no les hablaba, o que porque les parecía demasiado punto el mío, siempre andaban poniéndome nombres tocantes al oficio de mi padre.

Cuando ya no podía tenerme de debilidad, me senté ante un frasco de malvasía y un jigote de carnero, y al primer bandazo se me vino encima el frasco, poniéndome de perlas ropilla y calzas, y el guiso fué á dar con salsa y todo en el santo suelo.

De repente se iluminó la habitación del Duque, cuyas mal cerradas persianas me permitieron ver en parte el interior de la misma, poniéndome de puntillas sobre la sumergida roca. Luego se abrieron las persianas por completo y distinguí el gracioso contorno de Antonieta de Maubán, destacándose con toda precisión en la viva luz del cuarto.

¿Cómo? ¿No cree usted lo que le digo?... ¡Hijo, no está usted poco pagado de su personita! No es que esté pagado de , Gloria repliqué, poniéndome grave; es que cuesta trabajo creer que haya aguardado usted tanto tiempo para darme calabazas. ¡Si no me las ha pedido usted hasta ahora! ¿Pero habla usted en serio, Gloria? ¿Por qué no?

Si tu honor te lo permitiera, yo te aconsejaría que te los dejaras ganar por Blanca. Vamos le dije, poniéndome serio, don Benito, eso no es correcto... Blanca es la mujer de mi tío... respétemonos, respetémosla. Vaya, niño... no se incomode; respetemos a la señora de su tío de usted... pero tenga cuidado con ella para poderla respetar. En aquel momento mismo llegábamos al club.

Llegábame de todos, a los hijos de caballeros y personas principales, y particularmente a un hijo de don Alonso Coronel de Zúñiga, con el cual juntaba meriendas. Íbame a su casa a jugar los días de fiesta y acompañábale cada día. Los otros, o que porque no les hablaba o que porque les parecía demasiado punto el mío, siempre andaban poniéndome nombres tocantes al oficio de mi padre.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando