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Actualizado: 11 de junio de 2025


Una noche muy oscura, mi hermano, que iba adelante por el lomo de la pared, se detiene y, volviendo la cabeza, me dice en voz baja: "Volvámonos, que ahí está el diablo". ¿Dónde? le digo yo, levantando la cabeza por encima de sus espaldas, para mirar hacia adelante; y apenas le hube divisado, de poncho y chambergo, con una mano a la espalda, en actitud de sacar el cuchillo de la cintura y echando chispas por la boca, la nerviosidad consecutiva nos hizo resbalar a los dos y caer.

Al cuello, un amplio pañuelo de seda que abriga la garganta contra la fría atmósfera de la sabana al caer la noche; luego, nuestro poncho, la ruana colombiana, de paño azul e impermeable, corta, llegando por ambos lados sólo basta la cintura.

Es que las preocupaciones clásicas europeas del escritor desfiguran al héroe, a quien quitan el poncho para presentarlo desde el primer día con el frac, ni más ni menos como los litógrafos de Buenos Aires han pintado a Facundo con casaca de solapas, creyendo impropia su chaqueta, que nunca abandonó. Bien; han hecho un general, pero Facundo desaparece.

982 De todos modos lo cargan, y al cabo de tanto andar, cuando lo largan, lo largan como pa echarse a la mar. 983 Si alguna prenda le han dao se la vuelven a quitar: poncho, caballo, recao, todo tiene que dejar. 984 Y esos pobres infelices, al volver a su destino, salen como unos longinos sin tener con que cubrirse.

Quiroga, durante su residencia en Buenos Aires, hace algunos ensayos de su poder personal. Un hombre con cuchillo en mano no quería entregarse a un sereno. Acierta a pasar Quiroga por el lugar de la escena, embozado en su poncho como siempre; párase a ver, y súbitamente arroja el poncho, lo abraza e inmoviliza.

355 Andaremos de matreros si es preciso pa salvar; nunca nos ha de faltar ni un güen pingo pa juir, ni un pajal ande dormir, ni un matambre que ensartar. 356 Y cuando sin trapo alguno nos haiga el tiempo dejao, yo le pediré emprestao el cuero a cualquiera lobo, y hago un poncho, si lo sobo, mejor que poncho engomao.

Había arrostrado el viaje por un océano de llanuras desiertas que se iba dilatando así como avanzaba la expedición; había dormido en ranchos cuyos techos derramaban insectos sanguinarios; había pasado á caballo por remolinos de tierra que la sacaban de la silla; había sufrido el tormento de la sed y del hambre en un extravío de ruta y pasado las noches á la intemperie, sin otra cama que el poncho y los arreos de la cabalgadura.

Los papeles están cambiados: el gaucho toma la casaca; el militar de la independencia el poncho; el primero triunfa; el segundo va a morir traspasado de una bala que le dispara de paso la montonera. ¡Severas lecciones, por cierto!

Vienes a visitarme, ¡qué amable! pues, haremos los honores, como corresponde... Esta es casa: ¿ves ese caño maestro? ahí tengo el dormitorio; bien tapado por un extremo, echo el poncho y duermo dentro muy abrigado y a gusto; el otro, más pequeño, me sirve de despensa... mi lavabo está enfrente: el río, con agua limpita y fresca... y nada más, no necesito más... hasta chimenea tengo: el sol, de día, y de noche no me faltan ramas secas para hacer una hoguera.

Era don Salvador un hombre alto, delgado, con toda la barba canosa y representando unos cincuenta años, lo que servía de base para calcularle diez o quince más. Tenía los ojos grandes y claros; su traje era el que usa generalmente el arriero de los Andes, un fuerte poncho, botas, un pañuelo al cuello y otro cubriendo la cabeza y parte del rostro, y sobre él un sombrero de paja.

Palabra del Dia

rigoleto

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