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Actualizado: 11 de junio de 2025
Y revueltos con las mujeres desfilaban los gauchos de cabeza trágica, barbudos, melenudos, curtidos por el sol y las nieves, con el poncho deshilachado y las botas rotas. Muchas de estas botas parecían bostezar, mostrando por la boca abierta de sus puntas los dedos de los pies, completamente libres.
Aparte de su importante y muy valiosa produccion agrícola, de que luego hablaré, y de algunos trabajos de arte, se distingue por su fabricacion de sederías y sus tejidos de lana muy graciosos, tales como las moriscas mantas de colores, que reemplazan la capa ó hacen el papel de la ruana, ó poncho ó sarape de Colombia.
El general Mansilla le amenaza una vez de darle un candelerazo, diciéndole: «Qué, ¿se ha creído que está usted en las provincias?» Su traje de gaucho provinciano llama la atención; el embozo del poncho, su barba entera, que ha prometido llevar hasta que se lave la mancha de la Tablada, fija por un momento la atención de la elegante y europea ciudad; mas luego nadie se ocupa de él.
Don Marcelo llevaba polainas, amplio sombrero, y sobre los hombros un poncho fino arrollado como una manta. Había sacado á luz estas prendas que le recordaban su lejana vida en la estancia. Detrás de él caminaba Lacour, procurando conservar su dignidad senatorial entre los jadeos y resoplidos de fatiga.
No llevaba espada esta expedición era de las de arma corta ; pero tenía la mano puesta por debajo del poncho en el puño de una faca, por lo que pudiera ocurrir. ¿Qué es eso, hermano? preguntó al ver la diestra ensangrentada de su compañero . ¿Quién te ha herido? El otro levantó los hombros con indiferencia, limitándose á mostrarle tres plumas pequeñas que llevaba entre los dedos.
Facundo se le presenta en su alojamiento con media de seda de patente, calzón de jergón y un poncho de tela ruin. No obstante lo grotesco de esta figura, a ninguno de los ciudadanos elegantes de Buenos Aires le ocurrió reírse, porque eran demasiado avisados para no descifrar el enigma. Quería humillar a los hombres cultos, y mostrarles el caso que hacía de sus trajes europeos.
Yo me metí corriendo en la casa continuó el pequeño . La patroncita fué á salir para ver qué pasaba, pero llegaron los tres hombres malos y le echaron un poncho por la cabeza. Me escondí debajo de una mesa; luego me asomé, y vi cómo montaban y se llevaban á la patroncita, que hacía con sus brazos así... así, debajo del poncho. Y no sé más.
Cuando iba á la capital, pasaba inadvertido por su aspecto rústico, con las mismas polainas que usaba en el campo, el poncho arrollado como una bufanda y asomando sobre éste las puntas agresivas de una corbata, adorno de tormento impuesto por las hijas, que en vano arreglaban con manos amorosas para que guardase cierta regularidad.
25 Y sentao junto al jogón a esperar que venga el día, al cimarrón le prendía hasta ponerse rechoncho, mientras su china dormía tapadita con su poncho. 26 Y apenas la madrugada empezaba coloriar, los pájaros a cantar, y las gallinas a apiarse, era cosa de largarse cada cual a trabajar.
El cantor oyó la grita sin turbarse; viósele de improviso sobre el caballo, echando una mirada escudriñadora sobre el círculo de soldados con las tercerolas preparadas, vuelve el caballo hacia la barranca, le pone el poncho en los ojos y clávale las espuelas.
Palabra del Dia
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