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Actualizado: 9 de julio de 2025
Volvióse, y vió a los cuatro idiotas, con los hombros pegados uno a otro, mirando estupefactos la operación. Rojo... rojo... ¡Señora! Los niños están aquí, en la cocina. Berta llegó; no quería que jamás pisaran allí. ¡Y ni aún en esas horas de pleno perdón, olvido y felicidad reconquistada, podía evitarse esa horrible visión!
El tercer viaje, en pleno invierno, fué muy duro, y al final de una noche lluviosa, cuando las sutiles palideces del alba empezaban á sacar de la sombra los contornos todavía esfumados de la realidad, el Mare nostrum llegó á la rada de Salónica. Sólo una vez había estado Ferragut en este puerto, muchos años antes, cuando todavía era de los turcos.
Si tienes suerte continuó el camarada , tal vez en veinte días ó en un mes llegues al puerto de Cobija ó á las salitreras de Antofagasta. Hay arrieros que han hecho el camino en ese tiempo. Y con la ternura que inspira el amigo en pleno infortunio, le dió su cuchillo y toda la pequeña moneda que pudo encontrar en los diferentes escondrijos de su traje.
La intervención en un problema familiar y privado costó a Bautista la vida, trágico episodio que nos debe enseñar a ser cautos, no metiéndonos nunca en los asuntos de la casa ajena. Pero la institución del bautismo triunfó de una manera absoluta. Tan grande y pleno fué este triunfo, que las palabras «bautizar» y «cristianar» se hicieron sinónimas. Y no hay cristiano sin bautismo.
Durante aquella época, Glatigny, que acababa de publicar «Los Pámpanos Locos», su primer libro de versos, luchaba desesperadamente con la miseria. «Cierta noche escribe Mendés, en pleno invierno, bajo las frías estrellas, después de haber cenado una zanahoria cogida en el campo, no tuvo otro abrigo que un extraño traje de teatro, fabricado con periódicos viejos, manchados de vivos colores...
En la isla no había ladrones. Las casas aisladas en pleno campo conservaban muchas veces la llave en la puerta mientras los dueños estaban ausentes. Los hombres no se mataban por cuestiones de interés. El disfrute del suelo estaba muy repartido, y la dulzura del clima así como la frugalidad de las gentes hacían que éstas fuesen generosas y poco apegadas a los bienes materiales.
Llena, pues, de temores, aunque con tan pleno convencimiento de su derecho, que no le parecía desigual la lucha entre el público de una parte y una mujer solitaria de la otra, Ester se puso en marcha saliendo de su cabaña acompañada, como era de esperarse, de Perla.
Burlados entonces los invasores, se retirarían, permitiendo al Duque disponer con toda calma del cuerpo del Rey. Sarto, Tarlein y yo en mi lecho oíamos con horror aquellos detalles de la maldad del Duque y de la audacia de su plan. Fuese yo al castillo ocultándome o en pleno día, solo o al frente de mis tropas, el Rey estaba condenado a morir antes de que yo pudiera acercármele.
Una casita a la orilla del mar, bañada a todas horas por la brisa, un jardinillo que cuidar, un pedazo de pan que llevarnos a la boca y salud para correr y saltar por los campos. ¡Era lo bastante para ser felices! Entraron en pleno idilio.
Los versos los había inventado el otro, pero la intención era del malicioso verro. Este le había sugerido la idea de que insultase a don Jaime en pleno cortejo, contando con la seguridad de que no dejaría impune el agravio. Ya veía claro el muchacho el verdadero motivo de la entrevista de los dos cortejantes que él había sorprendido en el monte.
Palabra del Dia
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