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Actualizado: 3 de junio de 2025


Damián se adelantó muy sereno, cruzando con el turbado jockey un guiño picaresco, un gesto de pillo redomado, que vio muy bien la condesa, sintiendo, a pesar de su vergüenza, que se le sublevaba allá por dentro lo poco de gran dama que quedaba en ella. Pase vuestra excelencia, señora condesa dijo.

Viviéndose como se vive aquí, un pillo anda a sus anchas, hasta que un mal paso, demasiado claro, lo pone bajo los ojos de la policía, que es andariega y husmeadora, y que si no lo fuera de lo cual Dios nos libre y nos guarde no faltaría quien le robara a uno hasta los pelos de la nariz sin que sintiese cuándo se los arrancaban.

Los lunfardos dicen, con ese motivo, cuando dan con algún agente que aún tiene paciencia para oírles sus disculpas y lamentos: ¡Vea, señor!... ¡Más vale ser caballo de tramway que pillo conocido! Seguir a un pícaro en nuestras calles, tan llenas de movimiento, es un trabajo que no valora sino el que lo realiza.

Y todo esto me afirma aún más en la creencia de que hay un secreto, un gran secreto, en ese camarote cerrado. Había que ver la indignación del mayordomo cuando nos pilló en vías de descubrirlo... Y no se descubrirá, hay que perder la esperanza. Ojeda pareció interrogarle con sus ojos al oír esto.

El teniente le puso una mano en el hombro. , aprendiz de roder, mira cómo mueren los pillos. El aprendiz se revolvió con fiereza, pero fue para mirar a lo lejos, como si a través de los campos pudiera ver el camino de Valencia, y sus ojos, llenos de lágrimas, parecían decir: «Pillo, ; pero más pillo es el que huyeEn la boca del horno

Que suena mucho, que se asustan los que pasan, que se rompen dos cristales, que se caen algunas personas, y nada más. ¡Simplezas y pamplinas! Pondremos uno de este tamaño dijo Pecado, expresando con la distancia de una mano a otra la grandeza de sus planes de petardista . Hay en Madrid mucho pillo. Ellos guardan todo el dinero que debía ser para nosotros, ¿eh?

Pues esta era la verdad, aunque no podía presentar testigos. ¡Parecía imposible que los señores síndicos, todos buenas personas, se fiasen de un pillo como Pimentó!... La blanca alpargata del presidente hirió una baldosa de la acera, conjurando el chaparrón de protestas y faltas de respeto que veía en lontananza. Calle vosté.

Juanito era listo, hábil, alegre, pillo, hijo de un rico comerciante de Manila y mestizo español por añadidura, ó si se ha de creer á don Timoteo, español de pura sangre; en cambio, Isagani era un indio provinciano que soñaba en sus bosques llenos de sanguijuelas, de familia dudosa, con un tío clérigo que quizás será enemigo del lujo y de bailes, á que ella era muy aficionada.

Si hubieras sido , tampoco me habrías sacado los ojos. Que ... pillo... granujita. Vaya, no quiero saber más, no me cuentes más. ¿Para qué preguntas ? Si te digo que no la quería, te enfadas conmigo y tomas partido por ella... ¿Y si te dijera que la quería, que al poco tiempo de sacarla de su casa, se me ocurría la simpleza de cumplir la palabra de casamiento que le di?

Juanillo corrió por la borda con la segura tranquilidad de un pillo de playa. Cuidado, muchacho, cuidado. Pero él ya estaba en la proa, y se sentó junto al botalón, escudriñando la negra superficie del mar, en cuyo fondo se reflejaban como serpeantes hilos de luz las inquietas estrellas.

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