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Actualizado: 18 de junio de 2025


«Señora, ya dije a usted que no... puedo, no puedo de ninguna manera. Es de todo punto im...posible». Y viendo que la víctima se negaba a creer tanta crueldad, echó el último argumento en esta forma: «Si mi padre me pidiera... esa prórroga, no se la concedería. Usted no sabe lo apurado que estoy. Tengo forzosamente que hacer... un depósito. Va en ello mi honor».

Si, lo que no es creíble, papá, espontáneamente, pidiera ciertos auxilios, yo sería el primero en respetar su voluntad. Pero, entiéndelo bien; si traes confesor, viático... vamos, cualquier tontería que pueda asustarle y provocar en su enfermedad una crisis peligrosa, te juro, por mi madre y por el amor de la mujer a quien quiero, que no te trataré como a hermano.

Tenía razón Leto al decir a Nieves que no le pidiera cortesías en cuanto empezara el barco a navegar: diez minutos después de decirlo, ya no estaba en casa; ya estaba fuera de mismo, de su naturaleza carnal y propia; ya era como el espíritu, el alma del barco que regía; el ser activo e inteligente se había infundido en la armazón y las lonas del yacht; no pensaba ni observaba ni sentía Leto Pérez como hombre, sino como barco; venía a ser a modo de yacht inteligente, o un ser racional con formas de balandro: lo que se quiera.

Más admisible era que, si existía un delito, se tratara de un delito de amor. ¿No habría el Príncipe muerto por celos a la Condesa, enamorado nuevamente de ella después de haberla dejado de amar? ¿Y de quién podía haber estado celoso, sino de ese Vérod que se mostraba tan afligido de la muerte de la Condesa, y asumía, sin que nadie se lo pidiera, el papel de acusador y de vengador? ¿O no sería más bien la extranjera quien había cometido el crimen, celosa del amor que tenía por la italiana el hombre que ella amaba?... El delito, quien quiera que fuese el culpable, cualquiera que fuese el móvil, no podía tampoco haberse consumado sin que entre el asesino y la víctima hubiera habido una lucha, aun cuando hubiera sido muy breve; pero ni en el cuarto mortuorio ni en la persona de la muerta se hallaba el menor vestigio de esa lucha.

Porque usted no conoce a Susana, tía; es un ángel, y allí donde ella pone la planta, hay que poner los labios... Y todo lo he perdido, ¿ve usted? ¡Ay, tiíta Silda, me considero tan desgraciado, que si no fuera una blasfemia, diría que odio a mi padre, por haberme traído al mundo, sin que yo se lo pidiera!... Si aquí no había de hallar más que penas y miserias, ¿a qué me han dado la vida?

Como la casa tenía capilla, salía poquísimas veces, y esas en coche. Guardaba todo el oro, que llegaba a sus manos, en los parajes más ocultos del desván o de la huerta. Algunas veces por esta avaricia, o más propiamente por esta manía de urraca, la casa se vio en verdaderos aprietos: consintió en que su hijo pidiera a préstamo algunas cantidades antes que desenterrar las peluconas.

Ocupábase don Víctor en abrochar un botón del cuello; mordía el labio inferior, y estiraba la cabeza hacia lo alto, como si pidiera ayuda a lo sobrenatural y divino. Visitación entró en el despacho equivocada.... ¡Ah! usted dispense dijo ¿estorbo? No, hija, no; llega usted a tiempo. Este pícaro botón....

Pero, amigo Portas dijo Jacintito furioso, yo no le debo a usted nada. ¿Duda usted que he de pagarle? Con el interés que quiera, déme usted cincuenta mil pesos, a treinta días. ¡Diez centavos que me pidiera, no se los daría a usted! Y se largó. ¡Chúpate esa!

Trató con la amiga que se disfrazase con traje de varón, el cual no debía sentarle mal, y que, como tal varón, la galanteara y pidiera en casamiento, llevando las cosas tan adelante que, con la complicidad de un sujeto de la curia eclesiástica, comenzaron á sacar los papeles para ir al altar, recibir las bendiciones y cobrar los apetecidos ducados.

Hubiera querido quedarse allí mucho rato, pues le parecía estar en la casa de Lita, que era un poco como su casa... Mas su madre lo apremió a que se despidiera; debían volverse porque era tarde... Entonces Ramón quiso llevarse, como recuerdo, un flor de la tumba de Lita... Ella era tan generosa que me las daría todas si yo se las pidiera dijo con los ojos llenos de lágrimas.

Palabra del Dia

irrascible

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