Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 22 de junio de 2025


Pero las nubes volvían a juntarse, persistía la cerrazón gris, con su constante lloro, e indignábase la gente de la afición contra la temperatura, que parecía haber declarado guerra a la fiesta nacional... ¡País desgraciado! Hasta las corridas de toros iban siendo imposibles en él. Gallardo llevaba dos semanas de forzoso descanso. Su cuadrilla quejábase de la inacción.

El hábito del ahorro persistía en ella al vivir en plena fortuna, con una afición a mezclar sus brazos arremangados en las más bajas tareas de la casa.

Era buscada, requebrada y solicitada por no pocos mozos; pero, brava y arisca, sabía despedir huéspedes, imponer respeto y tener a raya a los más atrevidos. Sólo se le conocía una inclinación que desde la niñez persistía en ella con constancia; pero esta inclinación, al menos por su parte, más que de afecto amoroso tenía trazas de fraternal cariño.

El herido, escuchando esto, persistía en su optimismo. «No es nada; no es nada.» Y otra vez volvía a sumergirse dulcemente en el brumoso mar del sopor, un mar inmenso, terso, pesado, en el que se hundían visiones y sensaciones sin ondulación ni huellas. Desde este instante Febrer perdió la noción del tiempo y de la realidad.

¡Famoso Morales!... ¡Encontrármelo hecho un héroe!... ¡Este don Macperson! ¿Por qué lo querré tanto?... Y se estrecharon las manos por encima del tarro de ginebra, que empezaba á estar casi vacío. Pero ya no se miraban lo mismo que antes. Detrás de sus pupilas persistía el mal recuerdo del pasado. El policía mostraba empeño en que le admirase el otro.

Eso no vale na, ¡embustero! decía reprobando un capeo mal dado. ¡Arza der suelo, cobardón!... A ve, que le den vino pa que se le pase er susto gritaba cuando un muchacho persistía en seguir tendido luego de pasarle el toro sobre el cuerpo.

Dormitaba Torrebianca en ella ocupando un sillón de lona. Su esposa, sentada en otro sillón, tenía la frente entre las manos, en una actitud trágica. Persistía en su pensamiento la misma pregunta desesperada: «¿Dónde he venido á caer?...» Durante los días pasados en Buenos Aires, encontró tolerable su destierro.

La aureola de su rubio cabello persistía aún; era más fino, más etéreo y sedoso, pero, a pesar de su abundancia, no ocultaba los huecos de las sienes cruzadas de azules venas. Clara dijo Juan en tono de reproche. ¡Te ruego me perdones, Juan! dijo, dejándose caer en una silla, pero asida aún de su mano, perdóname, amigo mío, pero ya no podía aguardar más; me hubiera muerto.

Casi en el mismo instante, su madre la hizo llamar al lado de su abuelo, cuyo estado se agravaba notablemente. Hacía muchos días que había perdido la voz y el movimiento; la parálisis le había invadido casi entero. Los últimos destellos de su vida intelectual se habían extinguido: únicamente persistía la sensibilidad con el sufrimiento.

Vamos manifestó el militar, dirigiéndose á Elías: dígalo usted, es cosa que cuesta poco, y además hoy debe decirlo todo buen español. ¡Que lo diga! ¡Que lo iga pronto!" El militar persistía en que dijera aquellas palabras, como un medio de verse libre; pero Elías continuaba en silencio. "Vamos padrito, pronto dijo el matutero. ¡No! exclamó Elías con profunda voz y trémulo de indignación."

Palabra del Dia

cabalgaría

Otros Mirando