Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 9 de julio de 2025
« Hágase la voluntad de Dios ha seguido Eulalia , pero que El no permita que pueda usted condenarme sin oírme. ¡Si usted supiera lo que he sufrido yo! ¿Me vio usted cuando con los ojos llenos de lágrimas espiaba sus últimos pasos cuando usted marchó al destierro? ¿Presenció usted las largas veladas que pasé ocupada en gemir y en pensar en usted? ¿Me vio usted, en fin ¡y por qué no moriría aquel día!
Pero me sentía tan feliz, viéndole y habiéndole, que en aquel momento, esta pequeña decepción pasó por mi alma sin herirla. El señor de Couprat nos hizo saber que habría varios bailes en el mes de Octubre. Me alegro respondió Juno. Me enseñarás a bailar le dije saltando sobre mi silla. Pido que se me permita ser el profesor exclamó Pablo de Couprat.
Estas páginas son demasiado íntimas; permita el lector que sobre ellas guarde secreto. Existe una, sin embargo, que debo hacerla pública por la extraña coincidencia profética de sus leyes, y de los sentimientos entre el destino de la madre y el del hijo.
»Yo me consagro pues todo entero á la mision de que estoy encargado; para vosotros viviré, para vosotros trabajaré sin descanso, mientras haya en mí un soplo de vida, y me lo permita Aquel sin cuya voluntad no puede caer de nuestras cabezas un cabello, y menos aun salir de nuestra boca una palabra profundamente sentida; Aquel, sin cuya inspiracion no puede brillar en nuestro espíritu una idea luminosa, ni un pensamiento de verdad y de libertad alumbrar nuestra alma.»
Tengo necesidad de verle hoy mismo, aunque no sea más que para convencerme de mi error. ¿Habéis conservado sus señas? ¡No lo permita Dios! Pues bien, yo trataré de averiguarlas. Tened paciencia, no salgáis para nada de vuestra habitación, y suspended entre tanto toda medicación. Buscó en vano durante quince días. Recurrió a la policía, que le tuvo despistado por espacio de tres semanas.
Señora doña María dije procurando echar fuera el gran peso que tenía sobre mi alma el varonil espíritu de usted me asombra. Pero si vuelve usted a nacer y vuelve a tener hijas... Ya sé lo que me quiere usted decir, sí... que las tenga más sujetas, que no les permita ni siquiera mirar a un hombre. He sido demasiado tolerante... Pero apartémonos de aquí... el ruido de esa canalla me hace daño.
¡Ah, es ella! dijo don Juan pensando en doña Clara y sin acordarse, ni remotamente, como hasta entonces no se había acordado, de Dorotea. Trae una orden terminante para que se la permita hablaros á solas, del señor alcalde de casa corte, Ruy Pérez Sarmiento, de quien pende vuestro proceso. ¡Oh, pues que entre! ¡que entre! exclamó con afán el joven.
El presidente, los ministros y demás personajes empezaron á mirar con cierto interés risueño á la generala, dejando á su compañero la tarea de contestarle. ¡Calma, doña Guadalupe! dijo éste . Hablemos en serio. Un batallón no se le entrega á una mujer. Entonces, pido que se me permita marchar con las fuerzas que saldrán á perseguirle. Ya sabe usted que yo he hecho la guerra.
Hablemos con juicio, Catalina mía. ¡Juicio! no sé si lo he tenido alguna vez; pero ahora sólo tengo amor y miedo de que te me vayas. No puedo irme; aunque estuviésemos separados, aunque tú, lo que Dios no permita, murieses, yo no me vería libre; tu memoria... la memoria de mi felicidad perdida, de mi corazón muerto... ¡Ah! ¡don Francisco! ¡por qué antes no nos comprendimos!
Durante la navegación, un día de Navidad, el santo ruega a Dios que le permita descubrir tierra donde desembarcar para decir su misa con la debida pompa, e inmediatamente surge una isla ante las espumas que levanta su galera. Terminados los oficios divinos, cuando San Borombón vuelve al barco con sus acólitos, la tierra se sumerge instantáneamente en las aguas.
Palabra del Dia
Otros Mirando