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Actualizado: 23 de julio de 2025


Rorró; así me decía ya, sin que este nombre cariñoso llamara la atención de mi tía. ¡Rorró, deje usted el libro y ayúdeme! Se trataba de separar los pétalos uno a uno, sin estropearlos, con la punta de un alfiler, para que la tela no perdiese el barniz que traía de la fábrica y sacaran las flores un brillo natural.

El mutismo del príncipe sirvió para que ella perdiese la nerviosa exaltación que le hacía expresarse con tanta vehemencia. Déjame murmuró dulcemente . ¿De qué modo servirte? Ya no soy una mujer, soy una vieja; tengo tantos siglos como el dolor. necesitas una amante, y yo soy simplemente una madre... una madre con remordimientos.

Y temiendo que la corrupción de la ciudad despertase en el hijo las mismas aficiones del padre, enviaba con frecuencia a don Andrés a la capital y escribía cartas y más cartas a los amigos de Valencia y en especial a un canónigo de su confianza, para que no perdiese de vista al muchacho. Pero Rafael era juicioso; un modelo de jóvenes serios según decía a su madre el buen canónigo.

Después de su vuelta á España Don Jaime, recuperadas algunas fuerzas de sus Reinos, renunció el de Sicilia á la Iglesia, temiendo que las armas Castellanas, Francesas y Eclesiásticas á un mismo tiempo no le acometiesen, y persuadido de su madre Gostanza, que como mujer de singular santidad, quiso más que su hijo perdiese el Reino, que alargar más tiempo el reconciliarse con la Iglesia.

El comisionado dijo que se veía en la dura necesidad de poner en noticia de la superioridad los tesoros que allí se ocultaban; y aterrados los mayores contribuyentes, se reunieron al punto en las Casas Consistoriales, y, llamando al comisionado, le rogaron que no los perdiese; que eran pobrísimos, y mentira y vanidad las tres quintas partes de lo que habían confesado poseer.

Casi esta misma respuesta di al capitán del escuadrón, y al punto, más con apariencia de guerra que con muestras de paz, arremetieron al navío, y en un instante le desvalijaron todo, y trasladaron cuanto en él había, hasta la misma artillería y jarcias, a unos cueros de bueyes que sobre el hielo tendieron; liándolos por encima, aseguraron poderlos llevar tirándolos con cuerdas, sin que se perdiese cosa alguna.

El proceso de mi madre yo lo veía claro, lo que no ha sido obstáculo para que lo perdiese con todos los pronunciamientos, de modo que ha quedado completamente arruinada. Yo le he ofrecido toda mi fortuna y le he hecho un homenaje que me ha costado bien poco.

No cesaba de hacerme toda clase de caricias, y al saber que yo también iba a la escuadra, se lamentó de ello, jurando que sería una lástima que perdiese un brazo, pierna o alguna otra parte no menos importante de mi persona, si no perdía la vida. Aquella antipatriótica compasión me indignó, y aun creo que dije algunas palabras para expresar que estaba inflamado en guerrero ardor.

Cargaron con tanta violencia y multitud aquel pequeño trozo, que se componia de solos 40 hombres, que no bastó el valor para la resistencia, y cediendo al mayor número y á la fuerza, fué preciso pensar en la retirada, en que hubieran perecido todos por el desórden son que la egecutaron, á no haber salido á sostenerlos la compañia de granaderos milicianos, no pudiendo evitar perdiese la vida en la refriega D. Francisco Revilla, y dos granaderos que le acompañaron en su desgraciada suerte: pues aunque despues salió Flores con mayor número de gente, sirvió poco su diligencia, por haber entrado la noche.

Su instinto femenil debió indicarle que hablaba demasiado, y cortó bruscamente su charla. El mismo instinto le avisó igualmente por qué razón el rostro de Julio se ensombrecía y su boca tomaba el pliegue de una sonrisa amarga. Quiso consolarle, y añadió: Por suerte, eres extranjero y no irás á la guerra. ¡Qué horror si te perdiese!...

Palabra del Dia

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