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Actualizado: 23 de julio de 2025


Si la perdiese, si se apartase de mi lado, me costaría la vida... Escúcheme usted bien... Estoy dispuesto a todo. A quien quisiera robarme mi dinero le recibiría a tiros; figúrese usted lo que haré con quien intente separarme de mi hija.

Pontevedra es la Administración, y Vigo es la Geografía. Si Vigo llegase a ser un día el centro de comunicaciones más importante entre Europa y América, yo no creo que el pueblo pontevedrés perdiese nada con ello. La bahía de Vigo vendría a ser entonces, sencillamente, una bahía de Pontevedra. Algo así como su propia bahía de usted, querido Sr. García.

Esto fué tan repetidas veces, que vino a averiguarse que le buscaban quimera para que lo perdiese. Cuando un artesano necesitaba sombrero, ya sabía dónde buscarlo.

Finalmente, que los del pueblo, viendo que no bastaban a ponellos en paz, acordaron de llevar el alguacil de la posada a otra parte. Y así quedó mi amo muy enojado; y después que los huéspedes y vecinos le hubieron rogado que perdiese el enojo y se fuese a dormir, se fue. Y así nos echamos todos. La mañana venida, mi amo se fue a la iglesia y mandó tañer a misa y al sermón para despedir la bula.

¡Si al menos perdiese la razón! ¡Los que deliran se hacen unas ilusiones tan extravagantes! ¡Quizás así la vería! El mismo día. Latour acaba de entrar en mi habitación. Ha creído ver al amante de Adela, al hombre que, según se dice, la ha hecho huir de aquí. El miserable ha tratado de evitar sus miradas y se ha substraído a sus preguntas apelando a la fuga.

El comisario no le escuchó: seguía ignorando su existencia. El teniente repuso con una amabilidad cortante: No es necesario; no se moleste. Y se fué para incorporarse á su regimiento. Pero antes de que Desnoyers le perdiese de vista quiso el oficial darle un consejo.

Entonces pidió el joven que se llevase a cabo cuanto antes aquella formalidad. En su virtud, fijose la presentación para la semana siguiente, y para dos meses más tarde quedó acordada la fecha del casamiento. De todo ello se trató en presencia de Magdalena, sin que ésta despegase los labios, pero sin que perdiese ni una palabra de cuanto allí se habló.

Doña Manuela había pensado en ello; pero tuvo en cuenta que era preciso levantar del lecho a don José, disponer la comida y arreglar los cuartos: además consideró que, como Millán trabajaba durante la semana y aprovechaba los domingos para ver a Leocadia, tal vez ésta perdiese la visita del novio, si se le ocurría venir temprano.

Rincón prometió fidelidad y buen trato; dióle el soldado tres cuartos, y en un vuelo volvió a la plaza, por no perder coyuntura; porque también desta diligencia les advirtió el asturiano, y de que cuando llevasen pescado menudo, conviene a saber, albures, o sardinas, o acedías, bien podían tomar algunas y hacerles la salva, siquiera para el gasto de aquel día; pero que esto había de ser con toda sagacidad y advertimiento, porque no se perdiese el crédito, que era lo que más importaba en aquel ejercicio.

Al verle sano y alegre, toda la familia experimentó una repentina inquietud. Deseaban examinar su herida para convencerse de que no corría ningún peligro. ¡Si no es nada! protestó el subteniente . Un balazo en un hombro. Los médicos temieron que perdiese el brazo izquierdo; pero todo ha quedado bien... No hay que acordarse.

Palabra del Dia

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