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Actualizado: 10 de junio de 2025
Me preguntan si el ciento es mayor que noventa; si hubiese de contar uno, mas uno, mas uno, perderia la cuenta, y jamás llegaria á distinguir cuál es mayor; pero como sé que para llegar á la fórmula ciento, pasamos antes por otra fórmula, noventa, y que esto era creciendo, sé muy bien con una vez para todas, que por el ciento expresamos el noventa y algo mas, es decir que el ciento es mayor que el noventa.
Te entrego mi estómago, un poco estropeado por las salsas al por mayor le dije al darle posesión de su cargo , y espero que me lo trates bien. El estómago es el alma del escritor. Con un poco de acidez o de flatulencia, yo haría una literatura triste y perdería lectores. Al nombrarte mi cocinera, te nombro, en realidad, mi colaboradora.
Ha, señor, le dixo el hombre de vara de justicia, aunque hubiera vm. cometido todos los delitos imaginables, seria el mas hombre de bien de este mundo. ¡Tres diamantes de tres mil duros cada uno! La vida perderia yo por vm., para lue le lleve á un calabozo.
Vamos a cuentas, cielo y tierra: ¿perdería algo el estanque del Retiro porque se sacara de él una gota de agua? Esto pensaba, cuando Almudena, volviendo de una meditación calculista, que debía de ser muy triste por la cara que ponía, te dijo: «¿No tenier tú cosa que peinar? No, hijo: todo empeñado ya, hasta las papeletas. ¿No haber persona que priestar ti? No hay nadie que me fíe ya.
Gran parte de estas reflexiones se las debo a mi marido, que es tan inteligente como bueno, pues ya supondréis que yo me perdería en estas complejidades psicológicas y en estos distingos sutiles entre venganza y rencor. Decíamos que el máximo amor está muy cerca del repentino y máximo odio.
Había dado su sangre el general Saldaña por la reconstitución del pasado; él perdería la suya allanando el camino del porvenir. Los tiempos cambian. El pasado son unos cuantos siglos y el porvenir es infinito. Pero no era un ruso verdadero. El sensualismo latino despertó en él apenas quiso llevar á la práctica su decisión heroica. La vida es buena y ofrece cosas agradables.
Los otros padrinos debían haberlo contado todo. ¡Qué de comentarios! Y el miedo á encontrarse con las gentes, que sin duda repetían su nombre á todas horas, le hizo permanecer recluído, esperando que le olvidasen. Alguien perdería ó ganaría en el Casino una suma importante, y esto bastaba para que los curiosos dejasen de hablar de él. Empezó á pesarle la soledad como un suplicio.
Tambien del puerto expresado de San Julian, como cosa de una legua al S, hallamos un sombrero negro que todavia no estaba muy podrido, y al lado del N del expresado puerto, distancia fuera de la barra como cosa de 2 leguas, hallamos lastre y maderas de roble de alguna embarcacion que se perderia en el parage.
Y misia Casilda, dando palmadas sobre la mesa con su mano enguantada, se impacientaba, seria, de nuevo, y severa, como antes, exigiendo se le confesara el monto total de la deuda, inmediatamente: el joven, entonces, hizo declaraciones completas... Treinta mil nacionales a don Raimundo de Melos Portas e Azevedo, el más temible de sus acreedores, porque tenía un pagaré bajo su firma, que le era forzoso, absolutamente imprescindible, recobrar al día siguiente, y si no lo recobraba, perdería la vida con la honra: lo había jurado; cincuenta mil a Rocchio, el corredor; veinte mil a un fulano del Club del Progreso, y cincuenta mil más, repartidos entre varios corredores de la Bolsa por operaciones malogradas en los días que iban de mes... total, ¡ciento cincuenta mil nacionales!
En todos pensarían antes que en él, que no era más que un servidor intelectual de la familia. ¡La perdería amándola tanto!... ¡La diferencia de fortuna, la maldita ley de clases, les cerraría el camino, separándolos!... Tonto, ¡pero si yo sólo te quiero á tí! decía la joven sonriendo.
Palabra del Dia
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