Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de julio de 2025


Su pensamiento lo atraía con obstinación hacia el presbiterio de Longueval... , la más linda de las dos era madama Scott. Miss Percival era una criatura. Volvía a ver a madama Scott en la mesa del cura; oía aquella historia contada con tanta franqueza, tanta naturalidad, y la armonía algo extraña de su voz particular y penetrante encantaba aún su oído.

Sin embargo, bajo el ala protectora y la altiva tutoría de la señora Percival, Mabel había penetrado en el mejor y más elegante círculo social, cuyas puertas están siempre abiertas para la hija del millonario, y había dejado bien sentada su reputación como una de las debutantes más encantadoras de su season. ¡Cómo ha cambiado la sociedad en estos últimos diez años!

¡Oh, señora Percival! exclamé, dominado por un súbito estallido de pasión le aseguro... le confieso que siempre he amado a Mabel... que ahora la amo tierna, apasionadamente, con todo ese vehemente ardor que un hombre sólo siente una vez en su vida. Ella me ha juzgado mal. He sido yo el culpable, porque he estado ciego, he procedido neciamente y jamás he leído el secreto de su corazón.

Ahora que la señora Percival me había revelado cuáles eran los verdaderos sentimientos de Mabel, comprendía qué necio había sido en tratar de fingir indiferencia hacia ella, aparentando todo lo contrario de lo que en realidad existía en mi corazón. Había sido un gran tonto, y lo estaba pagando cruelmente.

Cuando llegamos a Londres, me manifestó el deseo de ver a la señora Percival, y como se negara a volver a vivir bajo el mismo techo con Dawson, la conduje al York Hotel, en la calle Albemarle; después, en el mismo coche, me encaminé a la plaza Grosvenor, informando a la señora Percival dónde estaba mi amada.

Supongo que si la señora Percival supiera que he venido sola aquí, me daría una grave conferencia sobre la impropiedad de venir a visitar a un hombre en sus habitaciones me dijo riendo, después que la saludé y cerré la puerta. Casi se puede decir que es la primera vez que me ha honrado con una visita, ¿no es así? Y me parece que no necesita inquietarse mucho por lo que piense la señora Percival.

Cuando volvió en , le pidió a la señora Percival y a Bowers, su doncella, que nos dejaran solos, y, cuando la puerta se cerró, me preguntó, pálida y ansiosa: ¿Cuándo va a venir aquí ese hombre? Cuando el señor Leighton ponga en su conocimiento la cláusula consignada en el testamento de su papá. El podrá venir dijo con toda firmeza, pero antes que cruce este umbral, yo habré abandonado la casa.

Algunos días después de la representación de Aida, las dos hermanas habían tenido una larga conversación sobre la grave, la eterna cuestión del matrimonio. Madama Scott pronunció cierto nombre que provocó el rechazo más neto y más enérgico por parte de miss Percival. Y Zuzie, sonriendo, dijo a su hermana: Sin embargo, Bettina, te verás obligada a acabar por casarte.

Tanto mejor, si he tenido la felicidad de hacerme comprender bien. Hasta la vista, señor Juan, hasta mañana. Madama Scott y miss Percival tomaron pausadamente el camino del castillo. Y ahora, Zuzie, reñidme bien fuerte... Lo espero... Y lo he merecido... Reñiros, ¿por qué? Diréis, sin duda, estoy segura, que he demostrado mucha familiaridad a ese joven.

Zuzie y Bettina, tranquilas, en calma, en absoluto olvido de su existencia de la víspera, tomándole cariño ya a esa comarca que acababa de recibirlas y las conservaría por algún tiempo. Juan no se hallaba tan tranquilo; las palabras de miss Percival le habían causado una profunda emoción; su corazón no recobraba aún su marcha regular. Pero de todos, el más feliz era el abate Constantín.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando