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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Pero la dulzura poética del solitario de la Umbría, su santidad soñadora, no cabe en el carácter positivo y práctico de un vasco. Ya que se dedica á Dios, ha de ser con un objeto terrenal e inmediato. Bueno es ser santo, pero debe servir para algo que se vea y se toque. Los instintos de hombre de pelea renacen en él.
Su marido sólo servía para admirarla y obedecerla, y ella había de hacer frente a los accidentes del comercio, empleando la palabra melosa, la sonrisa enigmática y el gesto de enojo en esta pelea por el dólar. Los quince días pasados en París al regreso de los Estados Unidos habían sido los mejores de su viaje.
La pólvora y la sangre siempre humea, De sol á sol su ejército aun pelea, Y uno á uno sus hijos vé caer; Pero ella mas heróica y mas constante Los envuelve en su manto rutilante Y les ciñe coronas de laurel.
El hábito de atender á las reglas morales y de obedecer sus prescripciones, desenvuelve y aviva estos sentimientos; y entonces el hombre para seguir el camino de la virtud, combate las inclinaciones malas con las inclinaciones buenas; las luchas no son de tanto peligro, y sobre todo no son tan dolorosas; porque un sentimiento lucha con otro sentimiento, lo que se padece con el sacrificio del uno se compensa con el placer causado por el triunfo del otro, y no hay aquellos sufrimientos desgarradores que se experimentan, cuando la razon pelea con el corazon enteramente sola.
Y el viejo sacerdote, durante unas semanas, podía pescar en paz, sin tener que separar á tirones los racimos femeninos, que salían de la pelea con las greñas revueltas, los ojos amarillos de cólera y la cara chorreando sangre. Un interés común ponía milagrosamente de acuerdo á este mujerío cuando vivía solo.
Sucede en esto que Apeles, que era muy orgulloso, se pelea con el gobernador, se queda pobre y se aflige al ver que su madre se va á morir de rabia por tener á Febe en casa. Corre, por último, la voz de que las autoridades consideran que la permanencia de Febe en la población causa escándalo y mal ejemplo y que se proponen expulsarla.
Con las bocas llenas de insultos, en discordia, en pelea, los guisos y las botellas se despachaban lindamente.... Doña Rebeca, muy amable con Carmen, la llamó sobrinita varias veces y la instó a repetir de algunos platos.
En uno de sus viajes desde el castillo al pabellón, la muchacha fué llamada por el alemán. Permaneció erguida ante su mesa, tímida, como si presintiese un peligro, pero haciendo esfuerzos para sonreir. Mientras tanto, Blumhardt le hablaba acariciándole las mejillas con sus manazas de hombre de pelea. A Desnoyers le conmovió esta visión.
Esta fiesta le ha resultado mejor que la otra. Maltrana se indignó. ¿Creía acaso que sus amigos eran unos bárbaros?... La pelea general del otro día había sido algo inesperado. Las gentes iban conociéndose mejor; el trato amansa a las fieras. Eran ya como hermanos y se perdonaban las injurias. Un insulto se olvidaba ante una nueva botella.
Forman un compacto grupo dispuestos a la pelea: bostezan los arcabuces mostrando sus bocas negras; que ansían vomitar muerte y les aburre la huelga: suena el clarín sacudiendo de su mudez la vergüenza, y a su son acude el dia, precedido de la incierta luz del alba, como nuncio de su próxima presencia.
Palabra del Dia
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