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Actualizado: 5 de junio de 2025
Alojaba acaso aquella noche en la venta un cuadrillero de los que llaman de la Santa Hermandad Vieja de Toledo, el cual, oyendo ansimesmo el estraño estruendo de la pelea, asió de su media vara y de la caja de lata de sus títulos, y entró ascuras en el aposento, diciendo: ¡Ténganse a la justicia! ¡Ténganse a la Santa Hermandad!
Pueblo a pueblo se ha estado defendiendo un siglo entero del francés, huyéndole unas veces, otras cayéndole encima, con todo el empuje de los caballos, y despedazándole el ejército: China le mandó sus jinetes de pelea, porque tampoco quieren los chinos al extranjero en su tierra, y echarlo de Anam era como echarlo de China: pero él francés es de otro mundo, que sabe más de guerras y de modos de matar; y pueblo a pueblo, con la sangre a la cintura, les ha ido quitando el país a los anamitas.
El dolor le hizo soltar el rifle, permaneciendo acurrucado con una mano en el hombro. Su agresor dió unos pasos hacia él para que el segundo disparo resultase más certero, en el mismo instante que Manos Duras avanzaba su cabeza fuera de la esquina del rancho, atraído por la pelea.
El choque de sus espadas, en la pelea, hace venir á Manfredo. Flor es sorprendida junto al cadáver ensangrentado, y, en este apuro y para salvar su honor, declara que ella misma le ha dado muerte por defender su honra.
Los pueblos vecinos le hacen la guerra; pero ella, sonriéndose, menosprecia á esos desdichados, y mientras sus damas la revisten de trajes preciosos y peinan sus cabellos, entona cánticos agradables, y corre después á la pelea; vence como si se tratara de un juego de niños, y del campo de batalla vuelve en seguida á su tocador. El orgullo de la Reina ha irritado al pueblo.
Pero ni su voz ni sus ojos justificaron tales sospechas, y Ferragut prefirió no darse por enterado de lo que pasaba. ¿Sabe alguien lo ocurrido? Tòni levantó los hombros. «Nadie...» Se había metido en el vapor, apaciguando al perro de á bordo, que ladraba furiosamente. El hombre de guardia había oído los tiros, imaginándose que eran de una pelea de marineros.
Viéronse notables hechos en armas porque iguales en valor aunque desiguales en número, combatian. El teatro de esta tragedia era un llano, que por espacio de dos leguas se estendia á las faldas del Hemo. La caballería, destrozadas las armas, muertos los caballos, las espadas y mazas rotas, con las manos, con los cuerpos, se sustentaban en la pelea.
Mirad cómo allí se pelea por la espada, aquí por el caballo, acullá por el águila, acá por el yelmo, y todos peleamos, y todos no nos entendemos.
Los trabajadores se quejaban con razón. Y las tertulias de los ricos, transcurrían en una continua pelea entre los propietarios de los dos bandos. Su vida de holganza habíase paralizado.
No sólo pelea por su alimento, sino porque tiene necesidad de destruir: una vez saciado, y harto hasta reventar, todavía destruye. Aunque carece de armadura defensiva, no por eso es menos inquieto bajo su resoplido amenazador; su seguridad consiste en atacar. Todo ser se convierte para él en enemigo, lanzándole al acaso sus largos brazos, mejor dicho, sus látigos armados de ventosas.
Palabra del Dia
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