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Actualizado: 18 de mayo de 2025
Cuando a una débil mujer le diste en esa ocación la juerza que en un varón tal vez no pudiera haber. 605 Esa infeliz tan llorosa, viendo el peligro se anima; como una flecha se arrima y olvidando su aflición, le pegó al indio un tirón que me lo sacó de encima.
Tú, después de dar mil vueltas, vienes a mí... Pues mira, simplona, te juro que en este momento, vista tu terquedad en no dejarte curar, debiera yo ponerte los puntos..., y si no fuera por esta...». Se levantó, y, tomando un retrato que sobre la mesa estaba, lo mostró a Isidora. «¡Ah!, tu novia... Ya sé que te casas pronto, maulón. ¿Sabes que no vale nada? Te pego si lo vuelves a decir.
Maltrana hizo que uno de los testigos le diera unas monedas para que se fuese, y además le llamó «menino» lo único que sabía de portugués , con lo cual creyó halagarlo. Pero el «menino» se guardó los cuartos, y en vez de marcharse se pegó a él, como si adivinase la importancia de su persona.
A estos tales es difícil desengañarlos, porque se les pegó quando eran niños la errada imaginacion de sus padres, y abuelos. En último lugar coloco yo las imaginaciones apasionadas, y llamo así aquellas que van acompañadas de alguna vehemente, ó desordenada pasion.
Corriente añadió Bermúdez tomando nueva postura en la silla . Pasemos también por eso, y quédense las cosas donde y como tú quieres ponerlas. Pero bueno o malo, blanco o negro, ya está tu primo llegando a las puertas de Peleches: ¿qué hacemos con él? ¿se las cerramos? ¿le dejamos entrar? Tampoco se trata de eso, papá: repáralo bien. ¡Otra te pego! Pues ¿de qué se trata, hija mía?
Fue corriendo a buscarla; pero el barbián le tiró otra a la vez, y le pegó en el cogote. La Carbonera dio un grito y se llevó la mano al sitio de donde brotaba sangre. Las atrocidades que salieron de sus labios no son para dichas.
Hizo ademán de coger la palmatoria. Después se tapó la cara con la mano. «Yo te digo estas cosas porque son la verdad, y te pego con la verdad para que la lección escueza. Así, así es como aprendes. Bonita enseñanza, ¿verdad? Cierto que duele y hace sangre; pero padecer y aprender son sinónimos. Por tu bien es.
A su cabecera tiene a un hombre bien vestido, un bastón en una mano, una receta en la otra: o la tomas, o te pego. Aquí tienes la salud, parece decirle, yo sano los males, yo los conozco; observa con qué seriedad lo dice; parece que lo cree él mismo; parece perdonarle la vida que se le escapa ya al infeliz. No hay cuidado, sale diciendo; ya sube en su bombé; ¿oyes el chasquido del látigo? Sí.
«Tienes razón dijo Santa Cruz dejándose caer a plomo sobre la silla. Más vale que me quede aquí... porque si bajo, y vuelve el mister con sus finuras, le pego... Yo también sé boxear». Hizo el ademán del box, y ya entonces su mujer le miró muy seria. Debes acostarte le dijo. Es temprano... Nos estaremos aquí de tertulia... sí... ¿tú no tienes sueño? Yo tampoco. Acompañaré a mi cara mitad.
Generalmente, una alegría estúpida reinaba en la tertulia, lo que no era óbice para que a veces también ocurrieran en ella cosas lamentables. Hacía dos años, mientras una joven y bella bohemia cantaba, un estudiante se pegó un tiro; se fue a un rincón, se inclinó como para escupir y se disparó el revólver en la boca, que olía aún a vino.
Palabra del Dia
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