United States or Cook Islands ? Vote for the TOP Country of the Week !


Mas, suplico que no se me crea de corazón liviano e inconstante, porque este olvido fue solamente momentáneo y tres días después de mi llegada al Pavol, escribía a mi cura la siguiente carta: «Mi querido cura: Tengo tantas cosas que deciros, tantos descubrimientos que participaros, tantas confidencias que haceros, que no por dónde empezar.

A todos los cuartos, tío, para mirarme en todos los espejos. ¿No veis qué bien estoy? , en efecto, no estás mal. ¿No es cierto que con un traje bien hecho, tengo un lindo talle? ¡Lindísimo! respondió el señor de Pavol, besándome en las mejillas y encantado con mi alegría. ¡Ah! tío, ¡qué feliz soy! Opino que el caso extraordinario se presentará muy pronto.

¡Reina! exclamó el cura, golpeando el suelo con el pie. No os enojéis, os ruego, mi querido cura; tranquilizaos, no mataré a mi tía, tengo otro medio de vengarme. Cuéntame eso dijo el excelente hombre apaciguado ya y dejándose caer sobre un canapé. Yo me senté a su lado. Bueno. ¿Habéis oído hablar de mi tío de Pavol? , por cierto. Vive cerca de V * Muy bien. ¿Cómo se llama su propiedad?

«Por más que me digáis, me riñáis y me prediquéis, mi querido cura, no me quitaréis de la cabeza que si Francisco I amaba mujeres tan lindas como Blanca de Pavol, tenía por cierto, mucho juicio. Vos mismo, señor cura, os enamoraríais de ella, si la vierais. Sin embargo, os declaro, sus modales de reina me intimidan algo, a mi, a quien nada intimida.

Puesto que no se puede tener hijos sin casarse y votáis al mismo tiempo por la propagación del género humano, se deduce de ahí que debéis aceptar el matrimonio para todo el mundo. ¡Caramba! prosiguió el señor de Pavol moviendo los labios con tal expresión de burla, que Blanca se enrojeció, ¡eso se llama argumentar! ¿Qué es; pues, según , el matrimonio, sobrina?

Un hombre a quien no amaba y cuyo apetito le chocaba... por comer mucho... ¡Qué consideración tan absurda! ¿No es natural y lógico comer bien, cuando se tiene salud? «Si me preguntáis cómo han podido variar tan bruscamente las cosas en el Pavol, difícilmente os lo podría explicar. Todo lo que es que un día, un hermoso día, no, llovía a torrentes, pero no importa.

Me miras con demasiada tenacidad, sobrina, ¿me encuentras tal vez buen mozo? De ningún modo. Mi tío hizo una ligera mueca. Eso es franqueza, o yo no entiendo jota. ¿Y por qué estás tan pálida? Porque me muero de miedo, tío. Miedo, y ¿de qué? Marchamos tan rápidamente. ¡Es espantoso! Comprendo; es la primera vez que viajas. Tranquilízate, no hay ningún peligro. Y mi prima, tío, ¿está en el Pavol?

Mientras regresábamos al Pavol, yo me decía: No es cierto, estoy segura de que no es cierto. ¿A qué afligirme tanto? Con todo, me desnudé llorando y con el presentimiento de que una gran desgracia se cernía sobre .

Una parte de la noche, me la pasé en la ventana, soñando deliciosamente, y contemplando las masas sombrías de los elevados árboles de aquel Pavol, donde yo debía reír, llorar, divertirme, desolarme y ver cumplirse mi destino. Me sentí tan feliz, que aquella noche mi cura no fue en mis recuerdos más que un punto imperceptible.

Hacía tres semanas que me hallaba en el Pavol y mi tío pretendía que en ese lapso de tiempo, había embellecido tanto, que me llegara a encontrar el cura, no le fuera posible reconocerme.