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Actualizado: 13 de noviembre de 2025


Todo en la tierra, en estos tiempos negros, tiende a rebajar el alma, todo, libros y cuadros, negocios y afectos, ¡aun en nuestros países azules! Conviene tener siempre delante de los ojos, alrededor, ornando las paredes, animando los rincones donde se refugia la sombra, objetos bellos, que la coloreen y la disipen.

En la sala de la alcaldía, desnuda y de paredes blanqueadas, sentado a la derecha del alcalde el inspector general presenció la entrada de los individuos del sindicato. Fueron llegando en fila, llevando unos la blusa nueva que les caía en pliegues rígidos sobre el pantalón de lana, y luciendo otros sus trajes del domingo ya pasados de moda.

Después de las paredes de dura roca, las riberas que mejor resisten la fuerza de la corriente son las protegidas por una poderosa plantación de árboles. Los álamos, chopos y alisos, sirven de baluarte contra la invasión del agua.

En el lado opuesto estaba el anexo, un jardín cortado por terrazas que descendían hasta el mar, y en dichas terrazas había mesas al aire libre ó casitas de techos bajos con las paredes cubiertas de enredadera. Estas construcciones tenían ventanas discretas, abiertas sobre el golfo á gran altura, que no permitían ninguna curiosidad exterior.

A lo largo de las polvorientas paredes, donde los tapices flamencos desplegaban obscuramente sus fábulas, pendían o se apoyaban viejos retratos de familia y toda clase de muebles señoriles, unos hallados en la casa y otros traídos de Valsaín por el hidalgo. Cuando se caminaba por los estrados, las baldosas, rotas o sueltas, resonaban bajo las alfombras de Turquía.

Sus cartas son elocuente testimonio de la ternura, con que amaba á sus hijos, y de la nimia solicitud, con que á ellos atendía; es necesario leerlas para amar por sus sentimientos humanitarios á este gran poeta. Marcela, como hemos dicho, estaba quizás separada de él desde 1622 por las paredes de su convento.

Un ruido el temblor causó tamaño, Que los cabellos todos erizaban: Negocio de contarse por estraño, Que las paredes se meneaban; Y sin que recibiesen algun daño, Temblando de tal suerte, al fin quedaban En su ser, aunque algunas se cayeron, Y

Una puerta de calle sobre dos caballetes de troncos era una mesa. Las bóvedas y paredes estaban tapizadas con cretona de los almacenes de París. Fotografías de mujeres y niños adornaban las paredes entre el brillo niquelado de aparatos telegráficos y telefónicos.

Otra cosa pasó que se me ha quedado muy presente. Las paredes de la casa hallábanse adornadas con dos clases de objetos: estampas de santos y mapas; la Corte celestial por un lado, y todos los derroteros de Europa y América por otro.

En el centro se ve una gran mesa de trabajo, toscamente pintada y llena de muestras de granos y de libros de contabilidad; en una de las paredes están colgadas ropas usadas; en la otra, hay un estante cargado de cuadernos azules y le libros de encuadernación modesta. Juan echa a su alrededor una mirada tímida; después se acerca a los libros y se pone a leer los títulos.

Palabra del Dia

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