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Actualizado: 1 de junio de 2025


En parangón de lo que hizo el siglo XVI, resulta inferior la obra de nuestro siglo, aunque no olvidemos ni dejemos de incluir en ella ciencias que pueden llamarse nuevas, tan importantes como la Química y la Filología comparativa, y descubrimientos tan ingeniosos y útiles como los del vapor para fuerza motriz, la fotografía, el telégrafo eléctrico, el teléfono y el fonógrafo.

Apolonio había elegido para la dispepsia. Hubiera preferido una mancha sanguinolenta en la faz, como la hermana Lucidia; por eso ama y reverencia a la monja. Pero la dispepsia le basta para sus intenciones, que son ofrecer palpable contraste y parangón con Belarmino.

Un Gobernadorcillo de Manila para uno de provincias, es una especie de amo y se da por satisfecho con solo ponérsele en parangón, siquiera sea ante el recorte de dos varas de faldones. El Bazar Oriental y el almacén del Vivac indispensablemente son visitados.

Dos Basas muy maltratadas de estátuas antiguas con sus inscripciones latinas. =Galería alta del cuarto principal:= En esta galería que mira al jardín hay lo siguiente: Una estátua de Pomona de siete cuartas de alto con la cabeza, manos y pies de piedra de parangón y el cuerpo de ágata ordinario con el brazo derecho y manos lastimados sobre su pedestal en su nicho.

»¡Ay, pobrecito! ¿Lo comprendes ahora? ¿Llegarás a entender que hay en el mundo alguien que puede ponerse en parangón con el Sr. D. Gabriel Tres-al-Cuarto? Reflexiona bien, hijo; reflexiona bien quién eres . Un buen muchacho y nada más. Excelente corazón, despejo natural, y aquí paz y después gloria. En punto a posición oficialito del ejército... bien ganado, eso ... pero ¿qué vale eso?

Y si no temiera ofender las instituciones, me atrevería a ponerlos en parangón con los del salón de conferencias del Congreso y de la Bolsa, seguro de que tampoco habían de desmerecer. El sol aún seguía bañando una parte no insignificante del paseo. Los chiquillos resaltaban sobre la arena como un enjambre de mosquitos en una mesa de mármol.

El abad de Ulloa, al cual veía con más frecuencia, no le era simpático, por su desmedida afición al jarro y a la escopeta; y al abad de Ulloa, en cambio, le exasperaba Julián, a quien solía apodar mariquita; porque para el abad de Ulloa, la última de las degradaciones en que podía caer un hombre era beber agua, lavarse con jabón de olor y cortarse las uñas: tratándose de un sacerdote, el abad ponía estos delitos en parangón con la simonía. «Afeminaciones, afeminaciones», gruñía entre dientes, convencidísimo de que la virtud en el sacerdote, para ser de ley, ha de presentarse bronca, montuna y cerril; aparte de que un clérigo no pierde, ipso facto, los fueros de hombre, y el hombre debe oler a bravío desde una legua.

La experiencia, el profundo conocimiento de las personas, los viajes y la desgracia, habíanle dado elementos bastantes para construir en su pensamiento una patria muy distinta de la que pisaba, y la inmensa superioridad de esta patria soñada en parangón con la auténtica era en él motivo constante de padecer y aburrimiento.

En lo general la estructura de los vapores ingleses destinados á navegar entre «Sud-América» y Europa, es pesada, pero de mucha solidez, y si hemos de prescindir de algunas raras excepciones, podemos con justicia establecer un parangon entre los vapores americanos y los ingleses.

Entre el boarding-house inglés, la pension de famille, francesa o suiza, la pensione italiana, la pensionshaus alemana y la casa de huéspedes madrileña, hay tanta semejanza como entre el Támesis, el Sena o el Tíber, de una parte, y de otra el Manzanares; y en este parangón le corresponde el papel de Tíber, Sena o Támesis a la casa de huéspedes, claro está.

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