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El día anterior a la llegada de Tirso a Madrid, mientras don José, doña Manuela y Leocadia le esperaban con la satisfacción que consentía la larga separación sufrida, Pepe se entretuvo en arreglar para su hermano su propio cuarto, trasladando de la habitación que él ocupaba a otra más chica y de peores condiciones un armarito, dos perchas, el aguamanil y dos sillas, todo lo que componía su mobiliario, diciendo que él paraba poco en casa y, además, en cualquier parte estaría bien.

Cuando tendia mi brazo Para revolear el lazo Sobre algun toro feroz, Si el toro nos embestia, Al fiero animal tendia De una pechada veloz. En la guardia de frontera Paraba oreja agorera Del indio al sordo tropel, Y con relincho sonoro Daba el alerta mi moro Como centinela fiel.

La casa, un poco sombría por el abandono del conde, el humor tétrico de la tía Etelvina y el carácter débil de Isabel, había cambiado notablemente de aspecto. Estaba ahora riente, sonora, gozosa, merced al ambiente de franqueza y alegría que mi adorada esparcía en torno suyo. El conde paraba más tiempo en casa.

Algunas madres había que no pasaban por esto; pero eran las ridículas, así como los maridos que seguían conducta análoga. Algún canónigo solía dar mayores garantías de moralidad con su presencia, aunque es cierto que no era esto frecuente, ni el canónigo paraba allí mucho tiempo. El clero catedral prefería visitar a la Marquesa de día. A los escrupulosos se les llamaba hipócritas y adelante.

-De todo sabían y han de saber los caballeros andantes, Sancho -dijo don Quijote-, porque caballero andante hubo en los pasados siglos que así se paraba a hacer un sermón o plática, en mitad de un campo real, como si fuera graduado por la Universidad de París; de donde se infiere que nunca la lanza embotó la pluma, ni la pluma la lanza.

Este hombre tomaba los platos de sobre las mesas, los entregaba á los lacayos, decíales la manera que habían de tener para llevarlos y servirlos, y no paraba un momento, yendo de una mesa á la otra con una actividad febril, con entusiasmo, casi con orgullo, como un general que manda á sus soldados en un día de batalla.

Al fin sintieron el ruido de un coche que paraba á las puertas de Palacio. ¿Quién será? dijo el Rey con una gran alteración de semblante y pasando á la cámara. Anunciaron al ministro de la Gobernación. Fernando volvió á la camarilla y miró á Elías con una cara en que el consejero leyó despecho y desaliento. ¡El ministro de la Gobernación! ¿No me dijiste que iba también allí?

Después del bautismo de la criatura, iba el tío Gorico de casa en casa, refiriendo el júbilo de su yerno, quien ya se volvía hacia la cama donde estaba Nicolasa, ya hacia la cuna donde estaba el niño, y ya se paraba á igual distancia de la cama y de la cuna, y exclamaba, levantando las manos al cielo: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Qué he hecho yo para ser tan dichoso?

Tres o cuatro veces se detuvo delante de los escaparates aunque se advertía que más que por curiosidad se paraba por el estado nervioso en que la persecución tenaz del jovencito la había puesto. Cerca de la Puerta del Sol, sin duda para huirla, resolvióse a entrar en la joyería de Marabini.

A los tres meses de su regreso había caído ya en la misma vida perezosa, estéril y antihigiénica que antes de irse a las Brañas. Despierto, paraba muy poco en casa: en cambio dormía un número crecido de horas, lo cual le ocasionaba frecuentes disgustos con el cocinero y criado del comedor. Los almuerzos duraban desde las nueve hasta las doce.