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Actualizado: 10 de junio de 2025
Para que usted lo sepa, somos parientes de la Santa Virgen, nada menos; y en prueba de ello, una de mis abuelas, cuando rezaba el rosario con sus criadas, según la buena costumbre española... Costumbre que se va perdiendo interrumpió suspirando la marquesa. Decía prosiguió Rafael : «Dios te salve MARÍA, prima y señora mía», y los criados respondían: «Santa MARÍA, prima y señora de usía.»
Como no hubiera ido a casa del fotógrafo, es difícil... Voy a enseñártelos ahora mismo: verás también los de nuestros parientes de Sevilla... Tengo unas primas muy guapas: a ver si te conviene alguna. Y salió corriendo de la sala. ¡Qué chiquilla tan viva! exclamo Miguel volviéndose a su madrastra. Sí, muy viva y muy insufrible repuso ésta con mal humor.
A lo que les dijo el señor obispo que hablasen a sus parientes y amigos y los persuadiesen a salir de entre los montes, que la piedad del Rey les concedería terrenos y modo de subsistir en otros parajes con las comodidades que veían en los de aquel pueblo, y les destinarían ministros que los doctrinasen y enseñasen el camino del Cielo; y que esta diligencia la pusiesen en ejecución luego que volviesen a la reducción, y que de sus resultas me avisasen a mí, para que yo lo participase al señor obispo y al excelentísimo señor virrey con el informe que tuviese por conveniente; y aunque quedaron en hacerlo, particularmente el corregidor, hasta ahora nada ha resultado, ni creo resultará por lo que diré a usted.
La admiración por este abuelo de vida novelesca se amortiguaba al pensar en su madre. Pobre, huérfana y olvidada de sus parientes, había tenido que casarse con un hombre que casi podía ser su padre, llevando fuera de España la vida errabunda de las familias del cuerpo consular.
Prometílo así, y emparejamos con el baluarte de la puerta de hierro, por donde se dice que Boabdil salió huyendo de la furia de los caballeros Abencerrajes por la muerte de sus parientes.
Aunque emparentado con los mismos Borbones y con toda la nobleza antigua, no mantenía con sus parientes más que ceremoniosas relaciones de etiqueta; chocábale la excesiva familiaridad propia de las cortes modernas. Reservando en el fondo de su corazón tesoros de ternura, creía torpe derrocharlos en afectos pasajeros y advenedizos. Por eso vivía retraído y hasta huraño, en su palacio de familia.
Una salida de un pueblo deja siempre cierta tristeza que no es natural al hombre: sabido es que nunca está el corazón más dispuesto a recibir impresiones que cuando está triste: los amigos, los parientes que quedan atrás, dejan un vacío inmenso. ¡Ah, la naturaleza es enemiga del vacío!
Mi vida terminó; soy un muerto que come y duerme para seguir jugando. ¡Y pensar que algunos parientes más viejos que yo están en el ejército!... A los cincuenta y cuatro años, la conciencia de su decaimiento moral y las continuas pérdidas habían agriado su carácter.
Muy bien expresado está todo eso, dijo el barón, moviendo satisfecho su calva cabeza. Y ahora, Roger, si algo quieres escribir á tus parientes de Inglaterra, lo enviaré con el mismo mensajero que ha de llevar mis cartas. No tengo parientes, señor, dijo Roger tristemente. Mi hermano es el único.... Sí, recuerdo cómo os separasteis y te aseguro que no pierdes mucho.
Pero una pereza de su voluntad le hacía considerar la vuelta á la patria como algo absurdo é inútil. Nada conservaba al otro lado del mar que tirase de él. Hasta había perdido toda relación con aquellos parientes del campo que albergaron á su madre.
Palabra del Dia
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