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Actualizado: 16 de junio de 2025


Se iban cerrando sus ojos y dejaba caer pesadamente la cabeza sobre su hermano, el cual pretendía reanimarle con tremendos puñetazos en los ijares, dados en sordina por debajo de la mesa. Pimentó sonreía socarronamente ante este triunfo. Ya tenía uno en el suelo. Y discutía la cena con sus admiradores. Debía ser espléndida, sin miedo al gasto: de todos modos, él no había de pagarla.

Esta obligación era preciso pagarla con sus brazos, con el sacrificio que rechaza al peligro... Y él había eludido el reconocimiento de su firma, fugándose y traicionando á sus ascendientes. ¡Ah, desgraciado! Nada importaba el éxito material de su existencia, la riqueza adquirida en un país remoto. Hay faltas que no se borran con millones. La intranquilidad de su conciencia era la prueba.

Tengo la certeza de que ahora encontrarás allí lo que en otro tiempo deseaste. Tu mujer de seguro que te espera. ¿Y ? ¿Me abandonarás también ?... Yo nunca dijo Aresti. Pero de poco puedo servirte. Soy un hombre, y lo que necesitas, no está á mi alcance el dártelo. La alegría de tu vida sólo puedes encontrarla en tu casa... Ahora... lo que yo no aún es á qué precio vas á pagarla.

Cierto que hay algunas rarísimas virtudes y prendas superiores al dinero, que no traen dinero, y que, en el momento en que se tuviesen o ejerciesen con el fin de adquirir dinero, dejarían de ser tales virtudes; pero tales virtudes tienen su precio en ellas mismas. La virtud por excelencia es tan preciosa, que nada hay en la tierra que pueda pagarla.

Yo fui el mayorazgo, y como tal, aquí arraigué desde el punto y hora en que nací. Tu padre, como más necesitado, echóse al mundo, y rodando mucho por él, adquirió buenos caudales y una mujer que no había oro con qué pagarla.

¡Déjame en paz! susurraba indignado el fabricante sin volver los ojos . Ni la casa del Señor sabéis respetar. Búscame a la noche. Don Manuel, ¡por Dios! que la letra vence hoy, y he de pagarla o se deshonra mi tienda. Seis mil reales al quince por ciento; sálveme usted. ¡Largo...! No estoy ahora para asuntos mundanos. Don Manuel... aunque sea al veinte decía el infeliz con esfuerzo supremo.

Y para ello, sin hacer pública la infamia de su madre y de aquél á quien debe venerar como á padre, ¿qué otro recurso tiene Clara sino entrar en un convento ó dar la mano á D. Casimiro? ¿Por qué, dirá V., ha de pagar Clara la falta que no cometió? Harto la pago yo, padre. Los remordimientos, la vergüenza, me asesinan. Pero Clara también debe pagarla.

¡Lo mismo que los otros!... La guerra había que pagarla con los bienes de los vencidos. Era el nuevo sistema alemán; la vuelta saludable á la guerra de los tiempos remotos: tributos impuestos á las ciudades y saqueo aislado de las casas. De este modo se vencían las resistencias del enemigo y la guerra terminaba antes. No debía entristecerse por el despojo.

3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del loco. 4 Cuando a Dios hicieres promesa, no tardes en pagarla; porque no se agrada de los locos. Paga lo que prometieres. 5 Mejor es que no prometas, que no que prometas y no pagues.

Palabra del Dia

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