Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 3 de mayo de 2025


También ella tenía su idea respecto a los vínculos establecidos por la ley, y los rompía con el pensamiento, realizando la imposible obra de volver el tiempo atrás, de mudar y trastocar las calidades de las personas, poniendo a este el corazón de aquel, y a tal otro la cabeza del de más allá, haciendo, en fin, unas correcciones tan extravagantes a la obra total del mundo, que se reiría de ellas Dios, si las supiera, y su vicario con faldas, Guillermina Pacheco.

Demostrando grandes condiciones para la enseñanza, á Castillo acudieron no pocos discípulos, siendo su academia la que más frutos obtuvo para el arte, de aquellas otras que tenían en sus talleres el clérigo Roelas, Herrera el Viejo y Francisco Pacheco.

En aquel instante llamó alguien a la puerta del convento, y a poco entró una señora, de visita, que pasó al salón, y enterándose de lo que ocurría, asomose también a la ventana baja. Era Guillermina Pacheco, que se persignó al ver la tragedia que allí se había armado. «¡En el nombre del...! ¡Pero !... ¡Mauricia!... ¿cómo se entiende?... ¿qué haces?... ¿estás loca?».

Declaración de D. Gaspar de Fuensalida en la misma información Instancia del Contador de Palacio sobre reclamaciones de Velázquez Carta escrita por Velázquez en Valladolid al volver de la jornada a la frontera de Francia Partidas de defunción de Velázquez y de Doña Juana de Pacheco, su mujer Memoria de lo que se encontró en el cuarto del Príncipe por muerte de Velázquez

Y aquí conviene fijarse en que, a juzgar por las frases de Pacheco arriba citadas, Velázquez entró al servicio real cobrando salario; palabra que basta para dar idea de las relaciones que por toda su vida habían de unirle con el monarca. Difícil, si no imposible, e impropio de un libro de vulgarización, sería pretender fijar cuadro por cuadro y año por año, toda la labor del artista.

El Libro de descripción de verdaderos retratos es una colección de ellos, hechos a dos lápices, en que figuran desde el Rey Felipe II hasta artífices que entonces gozaban popularidad y hoy están olvidados: los más del natural, otros valiéndose de copias, todos interesantísimos ya por la calidad de las personas ya por la excelencia de la mano, y algunos tan sobria y magistralmente trabajados que antes que de Pacheco pudieran ser de Velázquez.

De cuantas personas entraban en aquella casa, la más agasajada por toda la familia de Santa Cruz era Guillermina Pacheco, que vivía en la inmediata, tía de Moreno Isla y prima de Ruiz-Ochoa, los dos socios principales de la antigua banca de Moreno.

El nuevo Académico, a quien tengo la honra de contestar, se cuenta entre aquellos que vienen principalmente aquí a título de oradores, como Pacheco, Olózaga, Gonzalez Bravo y el citado Ríos Rosas. Su elocuencia parlamentaria y didáctica es harto digna de este premio.

Al llegar aquí considero que conviene copiar los párrafos en que Pacheco describe el viaje de su yerno, en vez de extractarlos; porque su estilo incorrecto, pero expresivo, da cabal idea de aquella primera expedición de Velázquez a Italia.

Señora con el Niño Jesús con moldura dorada de vara de alto de mano de Parma el Mozo. Dos lienzos de más de dos varas de alto y una y media de ancho con molduras doradas de dos Emperadores á caballo maltratados. Dos lienzos de vara de alto de dos enanos de mano de Pacheco, maltratados. Un lienzo de Erodias con la cabeza de San Juan en un plato del racionero Céspedes.

Palabra del Dia

ciencuenta

Otros Mirando