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Actualizado: 15 de junio de 2025
¡Ay! no la besó, pero la oprimió con melancolía; pensaba en una mano más bella, que había soñado poseer. Y partió para no volver. A pesar del frío, que ni sentía, me senté llorando junto al puente y contemplaba inclinada hacia el arroyo, caer mis lágrimas sobre el hielo. ¡Decir que se iba a saltar la tapa de los sesos! Para eso es necesario que la quiera prodigiosamente.
Yo tendré ojos, Nela, tendré ojos para poder recrearme en tu celestial hermosura, y entonces me casaré contigo. ¡Serás mi esposa querida... serás la vida de mi vida, el recreo y el orgullo de mi alma! ¿No dices nada a esto? La Nela oprimió contra sí la hermosa cabeza del joven. Quiso hablar, pero su emoción no se lo permitía.
¿Y cómo se llama ese hombre tan extraño? Se llamaba Freneuse. Ahora está matriculado con el número 2317. Tragomer se estremeció, su cara se cubrió de palidez y su corazón se oprimió dolorosamente. Respondió, sin embargo, con calma: ¿Me será posible ver al notario, al médico y á ese apóstol? Sí, si así lo desea usted. Creo que me será útil. Pues voy á dar á usted un permiso. Será usted muy amable.
Ramiro, pensando que podía referirse al asunto de los moriscos, meneó la cabeza negativamente. Acto continuo, como hombre resuelto a desatar el nudo de modo harto breve, vistiose el coleto de ante y ciñose la espada que le diera don Rodrigo del Aguila. Luego, desnudando la hoja, oprimió con ambas manos la guarnición sobre su pecho, para rezar de aquella guisa una larga plegaria.
Tuvo la convicción de que ya no la vería más, y una angustia de asfixia oprimió su garganta. ¿Y con esta facilidad podían separarse eternamente dos seres que días antes contemplaban el universo concretado en sus personas?... Su desesperación al quedar solo le hizo acusarse de torpeza. Ahora acudían sus pensamientos en tropel, y cada uno de ellos le pareció suficiente para convencer á Margarita.
Sonriose la maestra y le dejó liar un puro, lo cual ejecutó con bastante soltura; pero al presentarlo acabado, la maestra lo tomó y oprimió entre el pulgar y el índice, desfigurándose el cigarro al punto. Lo que es saber, como lo material de saber, sabrás... dijo alzando las cejas . Pero si no despabilas más los dedos... y si no le das más hechurita.... Que así, parece un espanta-pájaros.
Nadie acudió a recibirnos y desmontamos precipitadamente. De repente, Sarto oprimió mi brazo. ¡Mire usted! exclamó señalando al suelo. Vi a mis pies cinco o seis pañuelos de seda hechos trizas y me volví hacia él. Son los pañuelos con que até a la vieja me dijo. Asegure usted los caballos y sígame.
El primero que oprimió á los Cristianos de Córdoba con exacciones fué Alahor, tercero que gobernó á España en nombre del Califa de Oriente desde 715 hasta 719. De este afirma el arzobispo D. Rodrigo en su Historia de los Arabes, que los desustanció.
Su corazón se oprimió con el presentimiento de que todo este aparato bélico era á causa de alguna otra inconveniencia cometida por el gigante. Sobre la cumbre de la colina flotaban varias máquinas voladoras. Otras iban aproximándose á toda fuerza de sus motores, viniendo de distintos puntos del horizonte.
Al darnos de cara con Luisa, al recibir el saludo de su ademan y de sus ojos, aquel tierno saludo de un alma buena y generosa; al vernos casi enfrente de aquella mujer que poco antes se moria, de aquel cadáver resucitado, se nos oprimió el corazon, y quedamos allí como dos figuras de piedra. ¡Pobre Luisa! ¡Alma tierna!
Palabra del Dia
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