Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 18 de junio de 2025
El perro recordó que ya había visto aquella cara en otra parte, pero no quiso dar su brazo á torcer ni confesar que se había equivocado, y siguió ladrando, aunque sin gana y por compromiso. ¿Qué es eso, Canelo?... ¿Te olvidas de los amigos?... Guau, guau, guau. ¿Dónde dejaste á tu amo, Canelo? Guau... guau. ¿Venís de caza, Canelo? Guau...
Tú no sabes que ahora mi señora mamá, después que ponga fin a la justiciada de allá, ha de venir a emprenderla conmigo por la escapatoria de ayer tarde. ¿Olvidas, hombre ligero y frívolo, que has de atestiguar que me viste ayer ocupado en dar vueltas a la noria? No quiero farsas, ni falsos testimonios, ni tengo para qué ver a doña María... Adiós. Hombre cruel, detente. Mi madre sale.
Me puse al cinto la pistola, dije adiós a mi casita, y a mis libros, mis buenos amigos, mis cariñosos compañeros, y me dirigí a la calle. Mientras el mozo arreglaba la silla y ataba a la grupa la manga y el joronguillo, salió mi tía Pepa, y tras ella señora Juana. Vamos, hijo mío, ¿no me dices adiós? ¿Te olvidas de mí? ¡No, señora, cómo! ¿Cuándo vendrás? No sé. Acaso dentro de ocho o quince días.
He dado en pensar, cuando esto me pasa, que en esos momentos no me quieres; que no piensas en mí; que me has olvidado; que soy un cadáver en tu memoria. Y esto me aflige, me acongoja, me llena de amargura. ¿Será cierto que a veces te olvidas de tu Linilla?
Olvidas generosamente mi humilde origen, y la manera cómo tu padre me sacó de la miseria; ¡a mí me toca acordarme! Pero si María Teresa supiera... quien sabe si... Escucha, Jaime: Vas a jurarme que no harás nada porque lo sepa. Sería odioso y cruel. Ahora le soy indiferente ¿no me detestará si sabe que me atrevo a amarla? Amigo mío, te lo suplico, déjala en la ignorancia.
De todo corazón te perdono, hijo mío, porque si así no fuera no la querrías. ¿Ves? En eso consiste la diferencia que hay entre tu amor y el mío; yo presiento las desgracias futuras y tú olvidas las pasadas.
Veo que no me olvidas. No tiene importancia: llevo pantuflas. Con botas es más difícil volar. ¡Llama! dijo Pomerantzev . Vámonos volando a cualquier parte, ¿te parece? Porque, ya ves, me aburro aquí. ¡Me aburro tanto! Además, me duelen las piernas. ¡Bueno, volemos! aceptó San Nicolás. Y volaron. En el corredor, mal alumbrado, reinaba un silencio inquietante.
Tú olvidas quién soy; hablas lo mismo que si el pasado no existiese, como si tú no fueses tú, como si yo no tuviera todas esas historias que pesan sobre mi nombre. De hacerme otro esa proposición, ¡quién sabe!... Estoy cansada y me seduce un porvenir de reposo. ¡Pero tú!... Es imposible contigo: acabaríamos mal. Prefiero que seamos amigos, sin nada de amor. Resulta más seguro y durable.
Emma le soltó para decir, poniéndose en pie: Mira, mira, yo soy la Gorgheggi o la Gorgoritos, esa que cantaba hace poco, la reina Micomicona; sí, hombre, esa que a ti te gusta tanto; y para hacerte la ilusión, mírame aquí, aquí, aquí tontín; granuja, aquí te digo... las botas lo mismo que las de ella; cógele un pie a la Gorgoritos, anda, cógeselo; las medias no serán del mismo color, pero estas son bien bonitas; anda, ahora canta, dila que sí, que la quieres, que olvidas a la de Francia y que te casas con ella.... Tú te llamas, ¿cómo te llamas tú?... Sí, hombre, el barítono te digo.
Me has recogido a la muerte de mis padres, me has consagrado veinte años de tu vida que hubieras podido pasar más tranquilamente; y ahora te olvidas de ti misma una vez más queriendo lo que crees que es mi felicidad. ¿Estás segura de qué lo será el matrimonio? ¡Cómo si estoy segura! Perfectamente, tontilla.
Palabra del Dia
Otros Mirando