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Actualizado: 13 de julio de 2025
Enfrente hay un hombre sentado que da las papeletas; en cada puerta lateral hay otro que las recibe con el sello encarnado, en señal de que la cuenta se ha satisfecho. A izquierda y derecha están los mostradores de la oficina, y en cada uno dos señoras sentadas para la suma de las papeletas y la impresion del sello.
Aquel espacio desaparece, lo devora, y antes de marchar hácia su pensamiento, se encuentra á su lado. Este hombre es uno de los caractéres más extensos que yo conozco. Hay en él cierta mezcla de galan y de literato, de soldado y de artista, de diplomático y de banquero. Es un gran taller, una gran oficina, en que cada uno de esos personajes trabaja, sin que los obreros se incomoden.
Estos registros, reunidos después en la oficina de gobierno, han servido para suministrar gargantas a la cuchilla infatigable de la mazorca durante siete años.
La víspera de la boda, entró como vecino en la pequeña oficina en que la joven se esforzaba por absorberse en sus cuentas, ante las cuales flotaba obstinadamente un velo de desposada. Tuvo que admirar los trajes y las alhajas, y esto no fue nada todavía al lado de la ceremonia del día siguiente, a la que no se atrevía a sustraerse. A pesar de su ánimo, se le acababan las fuerzas.
Y desde que Bringas se fue a la oficina, emperejilose para recibir al que, mientras estuvo ausente, había llenado su pensamiento en las horas de mayor tristeza. Porque de fijo D. Manuel vendría de los baños más avispado, más caballeresco y más liberal que antes lo fuera, y lo fue mucho.
En Enero del 76, había conseguido domarle hasta el punto de que le llevaba consigo a la oficina, teníale allí ocupado en ordenar papeles o en tomar algún apunte, y por las noches solía llevarle a la tertulia del café, donde estaba el pobre chico como en misa, oyendo atentamente lo que se decía, y sin desplegar sus labios.
El palacio Erlack, que contiene la oficina del presidente de la confederacion, es otro edificio notable. El grande hospital, situado en una ancha calle, que puede llamarse plaza, merece ser visitado por mas de un concepto: el servicio interior no deja nada que desear: la belleza del edificio es digna del objeto á que está destinado.
Más de dos páginas había llenado, cuando alguien dió con el bastón fuertes golpes en la puerta del despacho y una voz conmovió á todo el personal, habituado á la calma casi monástica de aquella oficina. A ver, ¿dónde está ese ingenierete?...
No me importa que se la beba otro. Mis faltas son debilidades, y además un efecto preciso de la mala, de la perversa educación que he recibido. ¿Por qué educaron en el lujo al hijo de un pobre empleado con treinta mil reales? ¿Por qué desde niño me enseñaban a competir con los hijos de los grandes de España? ¿Por qué no me dieron una carrera, por qué no me aplicaron a cualquier trabajo, en vez de meterme en una oficina, que es la escuela de la vagancia?
Pero como en estos tiempos de desamortización, libertad y desgracias, nuestra santa iglesia es pobre como una rata, la miseria no deja humor a los señores del cabildo para fijarse en detalles, y todo anda abajo que da lástima. ¡Qué abandono, Gabriel! ¡Si lo vieras! Esto parece una oficina como esas de Madrid adonde va la gente a cobrar y echa a correr en seguida.
Palabra del Dia
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