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Actualizado: 13 de noviembre de 2025
De cuando en cuando volaba a la ciudad, a su oficina; pero lo hacía cada vez más de tarde en tarde; todas las noches recibía la visita de San Nicolás, con quien acudía, volando, a todos los hospitales de la ciudad, y se dedicaba a curar enfermos.
Entró en el café del Siglo, donde creía encontrar a su hermano; pero Leopoldo Montes le dijo que habiendo aceptado Villalonga la Dirección de Beneficencia y Sanidad, había encargado a Juan Pablo un trabajo delicadísimo y muy enojoso... cosa de poner en claro unas cuentas de lazaretos; y me le tenía en la oficina de sol a sol. Allí le llevaban el café.
Mira: en la oficina me dan licencia, reemplazándome el subjefe, un excelente compañero, mientras dure mi ausencia. ¿Y el sueldo? ¡Es claro que lo cobrará él! ¿De modo que tú no figurarás para nada? Figuraré con licencia; y Clota... también me ha dado licencia agregó Melchor, riendo y abrazando cariñosamente a su madre.
Tuve ocasión de conocer y apreciar los sentimientos de cada uno de los habitantes de la ciudad en este particular, porque mi suerte o mi desgracia quiso que fuese yo el designado por la Junta para custodiar el coloso y administrar todo lo que había pertenecido a la Corona. Desde que me instalé en mi oficina, faltábame tiempo para oír a los vecinos angustiados de la ciudad.
Para custodia de las cosas materiales, para llevar la cuenta de gastos y de ingresos, y para cuanto es meramente económico y administrativo, establezcamos una oficina dependiente del ministerio de Fomento. Pronta ya la máquina, démosle cuerda y que eche á andar en la dirección que conviene.
En la primera de estas piezas, frente a la puerta del salón, estaba la mesa de don Pablo Aquiles Vargas, el decano de los empleados de la oficina, tan antiguo, que muchos juraran que el buen hombre había nacido allí, entre los expedientes que manipulaba desde las doce hasta las seis, todos los días laborables.
Seleccioné varias centenas de sitios para favorecer su acceso a partir del intranet de la OCDE. Esta selección forma parte de la 'oficina de referencia virtual' propuesta por la biblioteca al personal de la organización.
Cinta fijaba su vista en el almanaque como la esposa de un empleado la fija en el reloj. Tenía la certeza de que, transcurridos dos meses, le vería aparecer de nuevo viniendo del otro lado de la tierra, cargado de regalos exóticos, lo mismo que un marido que vuelve de la oficina con un ramo comprado en la calle.
Haré merced a mis lectores de las más de mis meditaciones; no hay periódicos bastantes en Madrid, acaso no hay lectores bastantes tampoco. ¡Dichoso el que tiene oficina, dichoso el empleado, aún sin sueldo o sin cobrarlo, que es lo mismo; al menos no está obligado a pensar; puede fumar, puede leer la Gaceta!
En la oficina lo han dicho; y si vieras cómo están todos bailando de contento... Oficial conozco que no ha dormido en toda la noche esperando el correo; ¡y si supieras, mujer...! A ti te lo puedo decir, y no importa que lo oiga este chico. Oye, oíd los dos: muchos oficiales se han fugado, sin que en los cuarteles ni en sus casas se sepa dónde están.
Palabra del Dia
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