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Actualizado: 4 de julio de 2025
Así lo demuestran los siguientes pasajes de Lope de Vega. En el acto I de Peribáñez y el Comendador de Ocaña cantan los músicos: «Y a los nuevos desposados eche Dios la bendición; parabién les den los prados, pues hoy para en uno son.» Nuestros diccionarios registran el aumentativo chanflón, y no el positivo chanfla, muy corriente en Andalucía con idéntico significado.
Al occidente se destacaba la cordillera de Simití como una cinta celeste, hundiendo sus cimas entre las blancas nubes; miéntras que al oriente, á inmensa distancia, se dibujaban como aéreos palacios las cumbres de color vago y confuso de la rama de la cordillera oriental que separa á las comarcas de Ocaña del norte de Nueva Granada.
Saltó el de las ánimas, y dijo: -Cuatro ducados di yo a Flechilla, verdugo de Ocaña, porque aguijase el burro, y porque no llevase la penca de tres suelas cuando me palmearon. ¡Vive Dios! -dijo el corchete-, que se lo pagué yo sobrado a Juanazo en Murcia, porque iba el borrico con un paseo de pato y el bellaco me los asentó de manera que no se levantaron sino ronchas.
Es tambien un depósito ó puerto de escala importantísimo, que hace juego con las plazas mercantiles del interior, Honda y Medellin, con la exportacion agrícola de Ocaña y Valle-Dupar, con las ferias comerciales de los pueblos del bajo Cauca y Magdalena, y con las ciudades de Cartagena, Barranquilla y Santa-Marta, por las cuales las ramificaciones del gran rio hacen girar el comercio exterior de Nueva Granada en su parte mas considerable.
El primero es habitado por las clases trabajadoras, todas de color, de cuyo seno sale el impermeable y sufrido boga del bajo Magdalena; gente alegre, jovial, alborotadora, libre en sus costumbres, robusta y varonil, y que apesar de sus defectos de educacion es honrada y leal, ama la patria con entusiasmo y se bate por ella con bravura, esgrimiendo el afamado sable de acero del Real de la Cruz, poblacion de la antigua provincia de Ocaña.
Aquí tenemos un ejemplo muy interesante de la manera ingeniosa, con que los poetas españoles se apropiaban pensamientos ajenos, les daban nueva forma y los aplicaban con fines distintos. Visiblemente se nota en esta obra una reminiscencia de El villano en su rincón, de Lope. Además, García recuerda también á El celoso prudente, de Tirso, y á El comendador de Ocaña, del mismo Lope.
Pero, mira: prefiero mil veces estos abogados que no saben escribir con propiedad y corrección a esos sabios de nuevo cuño, como Venegas y Ocaña. Don Román engullía sopas y sopas. Bueno: ¿estás contento? Sí, señor. Pues ya lo sabes; mañana, a las nueve, te presentas en la casa de Castro. ¿Mañana? No, tienes razón; mañana es día de fiesta, y pasado mañana día de Difuntos. Ya irás.
Luisa se ha quedado para vestir santos. Ocaña se metió a tinterillo. Venegas renunció la «Escuela Nacional», se lanzó a la revolución, y ahora es diputado por obra y gracia de Tuxtepec. Buena memoria dejaron en Villaverde el doctor Sarmiento y mi buen maestro don Román. Todos se acuerdan de ellos, alaban sus virtudes, y se dicen amigos del uno y discípulos del otro.
Lope Meléndez, ansí Se humillan cuellos bizarros De vasallos tan soberbios. Esta escena admirable ha sido imitada por Moreto en su famoso Valiente justiciero . Peribáñez y el comendador de Ocaña, Los comendadores de Córdoba y Fuente-Ovejuna, son tres dramas de asuntos análogos, en cuanto los tres tienen por objeto representar la tiranía y los abusos de los comendadores de las Ordenes militares.
Todo Villaverde sabe que hace quince días vieron salir, camino de Santa Clara, al ex-covachuelista de Castro Pérez, jinete en un corcel brioso, hecho un caballero andante. ¡Vaya! Dejó la pluma por la reata.... Venegas y Ocaña coreaban con ruidosas carcajadas las bromas del imberbe galeno, y Ricardo seguía abismado en la lectura. Después me hablaron de Gabriela.
Palabra del Dia
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