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No todas las noches de invierno iban damas a la tertulia. Generalmente asistían los sábados y los miércoles. Pero había un grupo de muchachos que casi nunca dejaban de hacerles un rato de compañía a primera hora, aunque después se marchasen a otras casas. Uno de ellos era Paco Gómez. En estas noches de soledad se formaba generalmente un partido de brisca. Paco iba de compañero con Nuncita y el capitán Núñez, o Jaime Moro, o cualquier otro muchacho con Carmelita. Paco una noche se dolió de que las señas que se hacían durante el juego fuesen tan vulgares y conocidas: era imposible hacerlas pasar inadvertidas para los contrarios. Entonces, de acuerdo con el otro, propuso cambiarlas.

El recogimiento extremaba su fiebre. No contaba con un solo compañero de su edad. Desde temprano, a pesar de la oposición de su madre, buscó el trato de algunos mancebos. Llegó a conocer a un Núñez Vela, a un Valdivieso, a los dos hermanos Rengifo, a Diego Dávila, a Nuño Zimbrón.

Para no tiene ninguna dijo Tristán malhumorado. Núñez le miró un momento con curiosidad burlona y repuso tranquilamente: Consiste en que ese molino que tienes en el cerebro no tritura más que cosas negras.

Duarte Núñez de Liao, Origen é ortographia da lingua port. Lisboa, 1774, 4. Tomo II, pág. 76. También se puede decir el gallego-portugués, supuesta la innegable semejanza, que hay entre el dialecto gallego y el que usaron en sus cantos los primeros poetas portugueses.

Nada me parece más a propósito para infundirles algún consuelo dijo Núñez . Realmente en los momentos de tristeza y desesperación, si algo puede llevar el sosiego al alma ulcerada del delincuente, es la consideración de que se encuentra delante de la ciencia y de que ésta le contempla. Así es, amigo Núñez, así es. Usted sabe poner los puntos sobre las íes. Alguna vez se me olvidan.

Julian de Leiva Licenciado D. Justo José Nuñez, Escribano público y de Cabildo. Concluida la acta que precede, los mismos Señores del Exmo.

¿Conque ha estado usted enamorada de un militar? preguntó con graciosa volubilidad Emilita, dirigiendo al mismo tiempo una mirada provocativa a Núñez. Pues ha tenido usted bien mal gusto.

¡Eh! ¡eh...! amigo Valleumbroso, no se nos escape usted. El joven dio la vuelta y quedó en pie frente a ellos. Atraque usted, querido dijo Núñez . Bien se conoce que quiere usted sustraerse a las felicitaciones de los amigos. Los grandes espíritus desdeñan el aplauso de la muchedumbre.

En este canto se dice como vino Alvar Nuñez Cabeza de Vaca al Rio de la Plata, y de su prision y trabajos que de ella sucedieron, y del gran Moxo, Señor del Paytití. Segura vida llaman la pobreza, Y de santos, de santas es amada; Tambien la Magestad y sacra Alteza Amándola, le dió suerte estimada.

Que tardó una hora larga en llegar; porque el señor don Santiago Núñez estaba con un ataque reumático hacía una semana, y, aunque ya se levantaba, no podía salir a la calle: gracias que arrastrando, arrastrando, lograba llegar desde el dormitorio a su despacho. La rodilla, la pícara rodilla derecha, que no acababa de jugar los goznes como la otra, tenía toda la culpa.