Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 27 de julio de 2025


Gertrudis abre los brazos, una sonrisa de dulce beatitud pasa por su rostro, y se mueve su cabeza como diciendo: «¡Dios mío! ¿qué más puede sucederEntonces la molinera siente de pronto una pasión misteriosa por el color verde, se oye resonar el coro en la floresta, aparece el fiero cazador. Gertrudis experimenta inquietud. ¿Qué viene a hacer ese aquí? murmura dando con el puño en la viga.

Arrebata la linterna de las manos de David, lleno de estupor, y se lanza fuera. Desaparece bajo el cobertizo y reaparece un momento después; encima de su cabeza brilla un hacha... Hace girar tres o cuatro veces la linterna y la arroja lejos de él, en medio del agua; después, se precipita hacia la presa... ¡Viene alguien! murmura Gertrudis apretándose estrechamente contra Juan.

Por la ley, pero no por la naturaleza; y esto lo sabe todo Madrid, el Madrid que bulle en lo alto, y habla recio y escribe, y es oído y leído, y murmura y desuella al sursumcorda, y da y quita reputaciones a su antojo.

Se confiesa a menudo, entrega cantidades en las sacristías, diciendo que las ha cobrado de más por un error y quiere sean para los pobres, y hasta se murmura si es él ese ramoso sujeto que, con el incógnito de Un cualquiera, envía dinero a la Junta de Instrucción Obrera cuando ésta sufre apuros.

Allá arriba, en el libre monte, el agua centellea al sol y transparente, á pesar de la profundidad, deja ver las blancas piedras, la arena y las hierbas estremecidas de su lecho; murmura dulcemente entre las cañas; los peces surcan la corriente, rápidos, como flechas de plata, y los pájaros hacen temblar la superficie al choque de sus alas.

Ese camino baja hacia el río... Y allá, en el fondo, aparece el molino, el objeto de sus sueños. ¡Cómo brilla el viejo techo de paja por arriba de los grupos de árboles! ¡cómo hacen resaltar los cerezos en flor su blancura de nieve en el jardín! ¡Cuán alegremente le grita el tictac de las ruedas! «¡Bien venido seas, bien venido seas!» ¡Qué dulce canción murmura la vieja y querida presa, cubierta de musgos verdes!

Las golondrinas giran y pían en torno de las torres; el agua de la fuente murmura placentera. Y un viejo reloj lanza de hora en hora sus campanadas graves, monótonas. La casa de Verdú es ancha, clara, limpia. Tiene un zaguán solado de grandes losas; a la derecha, la escalera asciende con su barandilla de forjados hierros; en el fondo se abre la recia puerta de nogal que franquea el despacho.

Juan anda como en un sueño. Apenas se atreve a fijar sus miradas en Gertrudis; un miedo misterioso lo y le aprieta el pecho como un cinto de hierro. Estás muy serio hoy murmura ella acercando su rostro al brazo de su caballero. El no responde. ¿He hecho algo que te haya disgustado? Nada, nada balbucea Juan. Bailemos entonces.

El acaricia dulcemente sus cabellos en desorden y trata de calmarla; pero el pobre Martín entiende poco de consuelos, y cada palabra que dice a media voz parece un juramento ahogado. La joven deja caer su cabeza contra las hojas; sus labios se mueven, y, como si quisiese continuar su canto, murmura todavía medio sofocada por los sollozos: La rueda del molino se ha roto...

Entonces, ella me hace ojitos... me mira dulcemente con sus ojos inocentes, con sus queridos ojos de color azul pálido, y murmura con voz lánguida: Usted es el hombre mejor y más noble del mundo; yo podría amarlo, adorarlo, pero... Pero, ¿qué? ¡Ah! ¡qué feo, qué bajo es todo esto!... Dígame que no quiere saber nada conmigo, que me desprecia. No merezco otra cosa.

Palabra del Dia

hilaban

Otros Mirando