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Actualizado: 28 de junio de 2025
Acercóse á ellos, hízoles una reverencia, y los convidó á su posada á comer macarrones, perdices de Lombardía, huevos de sollo, y á teber vino de Montepulciano y lácrima-cristi, Chipre y Samos. Sonrojóse la mozuela; admitió el Franciscano el convite, y le siguió la muchacha mirando á Candido pasmada y confusa, y vertiendo algunas lágrimas.
Pero luego que tuvo lo arengado Su aplauso, y amainando fué el ruido Que hizo aquel pueblo y cómico Senado, La niña, con un garbo no aprendido, Sino el que allí le ministró el contento, Esto alargó, ni necio ni fingido: Padre, bien sé que con benigno intento Me queréis desviar de esta senduela, Que guía al gusto menos que al tormento: Pareciéndoos que como soy mozuela Y criada en holandas, no podría Aspirar á lo ansioso de esta escuela.
Tardó poco la mozuela, que no se llamaba Amarilis, ni Mirtale sino Pepa, en traer un tarro de miel, un queso, pan moreno de la tierra y vino de Castilla. La miel era de las colmenas que cerca de la casa poseía D. César.
Esto último lo supe por Juan, en quien tuve que confiar, mandándole volver a Zenda, donde Ruperto Henzar le hizo dar de latigazos por el crimen de haber pasado toda una noche fuera del castillo, engatusado por alguna mozuela del pueblo.
Sí, hay que tomar una determinación afirmó con mucho encono María de la Paz. Si no, ¿qué va á ser de la honra de nuestra casa? Hay que poner inmediatamente á la puerta de la calle á esa mozuela, sin consultar á don Elías.
Pero si yo no os pregunto nada de eso; si no quiero saber nada de eso dijo doña Clara. Sabéis que os he visto así, doña Clara, tamañita, cuando érais de la cámara de la infanta doña Catalina. Que os he seguido paso á paso, cuando os hicísteis mozuela, y después cuando fuísteis moza, hasta ahora que sois la dama de las damas. A propósito, se murmura que os nombran dama de honor.
Que en rescate del hijo una graciosa Mozuela tome, pide; asì pensando Cumplir su voluntad tan deseosa, Su rostro y hermosura exagerando: Y dícele: la tome por esposa, Y mientras, él está aquesto tratando, El Juan Ortiz la moza recibia, Y al indio sin su hijo en paz envia. En este tiempo ¡O cosa lastimera!
Ya en la plaza, ya a la sombra de algunos álamos que están en el altozano, cerca de la iglesia, y donde se reúne y platica la gente moza, varios amigos y conocidos embromaron pesadamente a Antoñuelo por el papel desairado y ridículo que suponían que había hecho reverenciando, sirviendo y adorando casi como una deidad a una mozuela que le desdeñaba y que aceptaba, quién sabe hasta qué punto, los regalos y el amor de un rival dichoso.
Para la generalidad de los habitantes de Villalegre, Juanita no era más que la mozuela del cántaro, la hija ilegítima de Juana la Larga, la chica que había corrido y jugado con los pilletes en medio de las calles hasta la edad de nueve o diez años, y la que después había conservado una sospechosa e íntima amistad con Antoñuelo, el cual pasaba entre todos por un tunante de la peor especie.
Cierto que el zafio de Roberto no tardó en quedarse sin blanca, gracias á una mozuela francesa, linda como una perla y más lista que una ardilla. Pero esas son cuentas suyas, y además ¿no se han hecho las doblas para gastarlas, sobre todo en compañía de un buen palmito? ¿Verdad, ma belle?
Palabra del Dia
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