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Actualizado: 4 de julio de 2025
Y mientras pasaba la lengua por la goma del sobre, moviendo la cabeza a derecha e izquierda, encogió los hombros y dijo a media voz: No tiene por qué ofenderse. Se acostó en el lecho blanco y alegre que estaba junto al de Quintanar. El viejo madrugaba más que Ana, y salía a la huerta a esperarla.
Se expresaba con vehemencia, moviendo instintivamente los brazos, como hombre habituado de larga fecha a hablar en público, ardiendo con la llama del proselitismo.
En mi tiempo éramos más prácticos y no educábamos a las jóvenes más que para esposas ni les inculcábamos cualidades o talentos más que para el matrimonio... Aquel era mejor tiempo. De eso habría mucho que hablar respondió el cura moviendo la cabeza.
Al volver sus ojos hacia el suelo, vió erguido en la arena, sobre las puntas de sus botas para hacerse más visible y moviendo los brazos, á un pigmeo, mejor dicho, á un soldado, con casco de aletas y espada al cinto, el cual daba gritos para llamar su atención.
Ripamilán, mientras discutía acalorado con su querido amigo don Víctor, en pie, moviendo la cabeza como con un resorte, arreglaba la ensalada tercera de la Marquesa, con una habilidad de máquina en buen uso, y la señora le dejaba hacer, tranquila, aunque sin quitar ojo de sus manos, segura del acierto exacto del diminuto canónigo.
Este se encogió de hombros con supremo desdén, moviendo los labios de un modo despreciativo. Estaba de mal humor. Al ver la mesa puesta sin el plato de la niña, había preguntado por él. Su mujer le había contestado con malos modos: ¡Pero, hombre, no seas ridículo! ¿Quieres que la niña coma hoy con nosotros? ¿Por qué no? Venturita se había escandalizado.
A tu primo no le gustan más que las casadas. ¡Valiente tuno! dijo Fortunata moviendo la cabeza, como quien comprende tarde lo que debió de comprender antes. Estos solterones vagabundos y ricos son así... Están viciosos, estragados, mimosos; y como se han acostumbrado a hacer su gusto, piden mediodía a catorce horas.
Los pájaros cantaban en sus jaulas con repentina confianza al sentirlas inmóviles. Las plantas del invernáculo parecían expandirse moviendo acompasadamente sus manos verdes, como si saludasen a las hermanas de la orilla próxima. Flores frescas, que aún mantenían en sus pétalos el rocío de los campos, agrupábanse sobre las mesas del comedor.
Pero Tónica no se convencía. Impresionábale el acento de verdad del dependiente; pero no podía dominar el temor respetuoso que le inspiraba una familia rodeada de los prestigios de la riqueza y de la elegancia. Por esto a todos los argumentos de Juanito contestaba moviendo la cabeza negativamente.
Había conquistado la riqueza, pero era semejante á uno de aquellos forasteros infelices que, al volver á su país, satisfecho de sus ahorros en las minas, se encontrase con la casa destruida y la familia ausente. Aresti le escuchaba moviendo la cabeza, como si lo que su primo le relataba lo hubiese adivinado desde mucho tiempo antes.
Palabra del Dia
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