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Actualizado: 19 de octubre de 2025


Y así luego, aunque la señora le rogó por , movida de lo que la servía, no aprovechó: mandóme desatacar, y azotándome, decía tras cada azote: "¿Diréis más Poncio Pilato?" Yo respondía: "No, señor"; y respondílo dos veces a otros tantos azotes que me dio.

Y movida del mismo impulso mecánico, la señora de Rubín corrió al balcón de la sala, y abrió quedamente la madera... En efecto, le vio atravesar la calle y doblar la esquina de la de Don Juan de Austria. Tampoco había mirado para los balcones de la casa, como es natural mire el chasqueado expugnador de una plaza, al retirarse de sus muros.

Su única justificación era la imposibilidad en que había estado de hallar otro medio de librarle de una ruina aun más terrible de la que á ella le había caído en suerte. Lo único posible fué acceder al plan del disfraz de Rogerio Chillingworth. Movida de esta idea, se decidió, entonces, como ahora lo comprendía, por el partido peor que pudiera haber adoptado.

Hízolo movida de la necesidad de abnegación que experimentan las naturalezas ricas y jóvenes, a quienes su propia actividad tortura y han menester encaminarla a algún fin, y del instinto que impulsa a dar de comer al animal a quien todos descuidan, o a coger de la mano al niño abandonado en la calle. Al alcance de Lucía sólo estaba Pilar, y en Pilar puso sus afectos.

¡Que no se sienten juntos: que yo no lo vea! Y con los labios apoyados sobre el puño cerrado, quedó dormida en un sillón cerca de la ventana, sombreándole extrañamente el rostro, al agitarse movida por el aire, la cabellera negra. ¿A quién vio la mañana siguiente Lucía, sentado en el colgadizo, con Sol y con Ana? Venía con paso lento, y como si no hubiera querido venir.

Diré, sin embargo, que es, en mi sentir, persona apasionada, movida por quejas justas, y que deja notar en cuanto afirma cierto enojo harto motivado, que tal vez le impulsa á ir más allá de lo merecido en la reprobación y en la censura.

Señora doña María replicó Amaranta con la voz tan temblorosa, a causa de la cólera, que apenas se entendían sus palabras no vino mi hija seducida por lord Gray. Vino acompañada por él o por otro, que esto no hace al caso, y movida de propia inspiración y deseo.

Pobre mujer, dijo con cierta bondad el anciano eclesiástico, la niña será muy bien cuidada, tal vez mejor que lo que puedes hacer. Dios la confió á mi cuidado, repitió Ester esforzando la voz. No la entregaré. Y entonces, como movida de impulso repentino se dirigió al joven eclesiástico, al Sr. Dimmesdale, á quien, hasta ese momento apenas había mirado, y exclamó: ¡Habla por !

La duquesa se levantó como movida por un resorte y corrió hacia su hija; pero ésta no tenía necesidad de apoyo. Besó a su madre y con paso firme y resuelto, el paso de los mártires, avanzó hasta la cama. Iba vestida de blanco, como Paulina en el quinto acto de Poliuto. Un pálido rayo del sol de enero caía sobre su frente, formando como una aureola.

Se le franquearon todas las puertas, abriéndolas de par en par y resguardándose tras las hojas de ellas, como se abren las puertas del toril para que salga la fiera a la plaza. La última que cambió algunas palabras con ella fue Fortunata, que la siguió hasta el vestíbulo movida de lástima y amistad, y aún quiso arrancarle alguna declaración de arrepentimiento.

Palabra del Dia

aprietes

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