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Actualizado: 12 de junio de 2025


Como representante de la gracia divina se le presenta un ángel, bajo la forma de un joven pastor, que teje una corona de flores, con la cual quiere coronar á los pecadores arrepentidos, y que entona cánticos llenos de gracia, que celebran la generosidad y misericordia de Dios.

»La misericordia de Dios no lo ha querido, ¡Gracias, Dios mío! »Su padre no ha podido responder de su vida hasta anteayer, y aun eso con una condición muy extraña; con la condición de que yo me separe de Magdalena siquiera temporalmente.

Pero no contó con la huéspeda, la cual en esta ocasión fue Marroquín, quien indignado de aquel acto brutal, o por ventura cediendo a la aversión que le inspiraban todos los clérigos, acudió velozmente en auxilio de su compañero, y sujetando a su vez al cura por la espalda, le apretó tanto la cintura, que aquél se vio obligado, no solamente a dejar en paz a D. Leandro, sino a pedir con voz quejumbrosa misericordia.

Presenta animadísimos cuadros de costumbres de ciertas clases sociales, tipos de honradez acrisolada y también de criminal astucia y modelos de fina amistad y compañerismo; conmueve profundamente en su triste desenlace, que, por otra parte, se ve coronado con un nimbo de luz de la divina misericordia, dejando el ánimo del lector suavemente resignado y satisfecho.

Personifica en Dios mas el poder que el amor, mas la justicia que la misericordia; le presenta colérico y dispuesto á precipitar al fondo de los abismos á cuantos no hayan concentrado en él su corazon y su inteligencia; impone los ánimos por medio del terror, y convierte á los pueblos mas bien que en creyentes, en esclavos de la creencia.

Para los principales jefes del movimiento, sobre todo, no ha habido piedad; las fuerzas leales los han perseguido sin tregua ni descanso, los han acosado con desesperante tesón, y cuando han logrado echarles el guante, les han dado muerte sin misericordia.

A casa le traía, , señora, como traje a Frasquito Ponte, por caridad... Si hubo misericordia con el otro, ¿por qué no ha de haberla con este? ¿O es que la caridad es una para el caballero de levita, y otra para el pobre desnudo? Yo no lo entiendo así, yo no distingo... Por eso le traía; y si a él no le admite, será lo mismo que si a no me admitiera.

14 ¿Pues qué diremos? ¿Que hay injusticia en Dios? En ninguna manera. 15 Mas a Moisés dice: Tendré misericordia del que tendré misericordia, y me compadeceré del que me compadezca. 16 Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

Pronto llegaron a oídos de D. Jacinto las nuevas de conversión tan ejemplar y milagrosa, y de aquí nació la mayor falta que en su vida cometió D. Jacinto, estimulado, sin duda, por el demonio del orgullo, el cual demonio hubo de prevalerse de sentimientos, muy otros, llenos de caridad y misericordia.

Al ruido de las espadas y al oprobio, cuya consecuencia ha de ser la muerte entre esos nobles españoles de Calderón, crece ese amor celestial de la mujer, que sólo teme la pérdida de su amante, moviendo al fin la misericordia de un Dios compasivo y bondadoso

Palabra del Dia

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