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Actualizado: 10 de julio de 2025


En este caso, una de dos: ó el europeo se hace indio ó la india se hace europea; y digo india, pues que las costumbres de la mestiza por regla general, son las mismas de su madre.

Los guitarristas iban á sentarse en el suelo; pero inmediatamente acudía una mestiza para ofrecerles, como sillones honoríficos, dos cráneos de caballo. Eran los mejores asientos de la casa. Había también un par de sillas para cuando llegaba el comisario de policía ó alguna otra autoridad, pero algo desvencijadas é inseguras.

Aquella era mestiza inglesa, su padre respetable comerciante escocés había heredado de sus mayores toda la rigidez de los principios puritanos, en cuya doctrina hacia dos años había bajado á la tumba, dejando á Enriqueta bajo la guarda de Matilde, casada hacia algún tiempo con un comerciante español quien á la sazón se encontraba en la provincia de Albay dedicado á su profesión.

¿Y no te olvidas de alguno más? preguntó Celinda al terminar ella su lista . ¿No estuvo don Ricardo, ese que trabaja con don Manuel, el de los canales? Movió su cabeza la mestiza negativamente. En toda la noche vi á ese gringo. Luego empezó á reir, dándose sonoras palmadas en uno de sus muslos de relieve elefantíaco, lo que marcó su enorme redondez bajo la ligera faldamenta.

Una mestiza ya madura hacía hervir en el fogón el agua para su mate. El viejo pensaba confusamente que bien podía ser hija suya. Otra de quince años le ofrecía la calabacita de amargo líquido, con su canuto de plata para sorber. Una nieta tal vez, aunque él no estaba seguro.

Había llegado á Manila muy joven, con un buen empleo que le permitió casarse con una bella mestiza perteneciente á una de las familias más acaudaladas de la ciudad.

En alguna parte debía servir, y Elena prefería que fuese en su casa. Pero la mestiza insistió, moviendo la cabeza negativamente: Debo irme. Si me quedo, tengo amigas aquí que me sacarán los ojos. ¡Muchas gracias! Quiero estar bien con los míos... y ¿por qué no decirlo? la señora cuenta con pocas simpatías en el pueblo.

Al principio se lamentó Elena de la rusticidad de los platos y los cubiertos. Por iniciativa suya, trajo la mestiza del «Almacén del Gallego» varios objetos baratos, procedentes de Buenos Aires. Con esto y unas cuantas hierbas ligeramente floridas, que los dos pajes cobrizos iban á buscar en la ribera del río, la mesa presentaba cada vez mejor aspecto.

Este gesto indicó á Pirovani que debía marcharse, y el contratista se apresuró á obedecerla; pero mientras se dirigía hacia la puerta todavía la atormentó con palabras y gestos de enamorado que desea inspirar admiración por su heroísmo. Cuando Elena se vió sola, llamó á gritos á Sebastiana. La mestiza tardó en presentarse.

Dentro iba Guadalupe y toda su casa: un lío de colchones, dos sacos para la ropa sucia, una criadita mestiza que se sentaba á sus pies, tres gatos y un perro en la banqueta, junto á la señora, y un loro que se paseaba por la capota recogida, sirviendo de remate trasero á este vehículo triunfal. Todos los automóviles ignoraban la limpieza desde muchos meses.

Palabra del Dia

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