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Actualizado: 16 de junio de 2025


Pero el rey D. Enrique III sin curarse de ello, queriendo hacer merced á Ruy Mendez y á Alfon Mendez de Sotomayor, sus vasallos, les habia dado las tiendas que tenia la corona en Córdoba, algunas de las cuales, decia la donacion, son en la alcaicería de la dicha cibdat e otras son en el corral de la alfondiga.

Después de haberme visto asociado á los trabajos y á los planes impracticables de mis soñadores compañeros del Brook Farm; después de haber vivido tres años bajo el influjo sutil de una inteligencia como la de Emerson; después de aquellos días pasados en Assabeth en fantásticas especulaciones en compañía de Ellery Channing, junto á los trozos de leña que ardían en nuestra chimenea; después de hablar con Thoreau acerca de los pinos y de las reliquias de los indios, en su retiro de Walden; después de haberme vuelto en extremo exigente, merced á la influencia de la elegante cultura clásica de Hillard; después de haberme saturado de sentimientos poéticos en el hogar de Longfellow, era en verdad tiempo de que empezara á ejercer otras facultades del espíritu, y que me alimentase con un manjar hacia el cual, hasta entonces no me sentía muy inclinado.

Vamos ahora a rapar estas dueñas, que a la vuelta yo le prometo a vuestra merced, como quien soy, de darme tanta priesa a salir de mi obligación, que vuestra merced se contente, y no le digo más. Y don Quijote respondió: -Pues con esa promesa, buen Sancho, voy consolado, y creo que la cumplirás, porque, en efecto, aunque tonto, eres hombre verídico.

A pesar de que emprendimos la marcha á las ocho de la mañana, y á esa hora el sol calienta en Filipinas, lo mismo que á las doce, no pasamos gran calor, merced á las espesas tolderías de aquella rica flora. Antes de llegar á la vista de Mauraro hicimos un pequeño descanso en el manantial de Borogborocan. El agua que brota de la misma peña es riquísima.

Así, al lado del parque aristocrático destinado solo á los placeres campestres, se ve la magnífica huerta de preciosas legumbres y árboles frutales, admirablemente bien conservada y tan limpia como el pavimento de un salon; y el jardin mismo, que parece no ser sino un objeto de recreo, da sus productos á merced de un cuidado singular.

Y diciendo esto sepultó un panecillo, y el otro, otro. Pues ¿las mujeres? Ya daban cuenta de un pan, y el que más comía era el cura, con el mirar sólo. Sentáronse los rufianes con medio cabrito asado y dos lonjas de tocino y un par de palomas cocidas, y dijeron: -Pues padre, ¿ahí se está? Llegue y alcance, que mi señor don Diego nos hace merced a todos.

Y, habiendo tenido noticia del agudo y elevado entendimiento de vuestra merced, me enviaron a a que suplicase a vuestra merced de su parte diese su parecer en tan intricado y dudoso caso.

-No os conozco, amigo -respondió don Quijote-, ni quién sois, si vos no me lo decís. -Yo, señor don Quijote -respondió el correo-, soy Tosilos, el lacayo del duque mi señor, que no quise pelear con vuestra merced sobre el casamiento de la hija de doña Rodríguez.

Hecho esto, comencé á pasear orillas del mar, mas, transcurridos diez minutos, fuí á ver mi medusa, la cual ondulaba á merced del viento, movíase y volvía á ponerse á flote. Con una gracia peculiar, sus cabellos, que la servían de nadaderas, alejábanla suavemente de la roca. Verdad es que no adelantaba mucho en su camino, pero adelantaba, y al poco rato vila bastante lejos.

Vuesa merced desembaúle su cuita y cuéntenosla, y deje hacer, que todos nos entenderemos.

Palabra del Dia

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