Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Era un monumento casi en ruinas, un convento de melodrama, lúgubre y misterioso, en cuyos claustros acampaban vagabundos y mendigos. Para entrar en él era preciso atravesar el cementerio de los frailes, con sus fosas removidas por las raíces de las plantas silvestres, que sacaban los huesos a flor de tierra.
Quitáronselo a los otros mendigos para dárselo, y ellos, con el enojo, siguiéronle, y vieron que en un rincón detrás de la puerta estaba sorbiendo con gran valor, y sobre si era bien hecho engañar por engullir y quitar a otros para sí, se levantaron voces y tras ellas palos y tras los palos chichones y tolondrones en su pobre cabeza.
Acudían a bandadas los mendigos, como si se celebrase una boda, formando en doble fila a las puertas del templo. Las comadres del barrio, despeluznadas y con niños al brazo, agrupábanse, esperando con impaciencia la llegada de Gallardo y su familia.
Caían algunos maravedís en nuestras heladas manos, y para el pan sacamos la primera noche; pero la segunda, los mendigos de oficio que allí acudan, y que la noche anterior de nosotras se habían apercibido, nos echaron, llenándonos de improperios, diciéndonos que les hacíamos perjuicio, y que como éramos pobres nuevos, si habíamos de seguir pidiendo, habíamos de ganarlo, y no había de ser esto menos que repelándonos contra toda aquella falanje de ciegos, cojos, mancos, tullidos y muchachuelas de mal vivir; y no nos lo decían esto de buena manera, sino rodeándonos y empujándonos, y poniéndonos los puños a dos dedos de la cara, y amenazándonos con garrotes y vihuelas, y gritando y chillando y aullando todos y todas a una, ni más ni menos que si hubiesen sido una legión de demonios voraces, contra nosotras conjurados.
Las bandas de mendigos pululan y circulan allí por todas partes, asediando al extranjero sin tregua. Rendido de luchar con las masas movientes en la procesion, fuí á sentarme en un banco de piedra, á la sombra de algunos árboles en la plaza principal, llamada del Horno de Bizcochos. Tenia sed y compré unas naranjas.
En sus ojos asoma el mismo pensamiento, y se dicen si no ha pasado sobre ellos, en aquellas palabras, una ráfaga de locura. Los criados y los mendigos van llegando de la cocina con un rumor lento, ojos de susto, gesto de misterio, y se detienen sobre el umbral de la puerta. ¡Ave María Purísima! ¡Cavada tengo la sepultura!
En ninguna parte he visto mendigos tan horribles y repelentes como en Inglaterra; pero es justo hacer una distincion: en Inglaterra el mendigo pide sin hablar, extendiendo la mano, y guarda silencio y se retira cuando no le dan.
La presencia de Maltrana y Feli en este barrio, donde no existían otros payos que los mendigos y los quincalleros de las ferias, causó cierta emoción en la gitanería. Vivía la pareja fuera del callejón, en los altos de una casucha aislada, cuyo piso bajo estaba ocupado por una tienda de comestibles. Feli, en los primeros días, había sentido gran repugnancia por su nuevo alojamiento.
Después me mandó que reuniese a todos los mendigos de Cádiz, y cuando lo hice, juntolos en el comedor, y allí les obsequió con un banquete como para reyes. Dioles a beber los mejores vinos; los pobres, se reían unos y lloraban otros; pero todos se emborracharon.
El infeliz ignoraba que el dinero no es monje cartujo que gusta de estar guardado y criar moho, y que es un libertino que se desvive por andar al aire libre y de mano en mano. Mendigos ha habido, en todos los tiempos, que a su muerte han dejado un caudal decente.
Palabra del Dia
Otros Mirando