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Actualizado: 10 de mayo de 2025


De esta suerte, en la misma gruta donde más tarde meditó Camoens, Morsamor meditaba y filosofaba, se lisonjeaba de ir por el buen camino, y, hasta cierto punto se consideraba desengañado. Morsamor, no obstante, no se resignaba a despojarse de toda ambición.

La laguna es transparente, casi sin ondas, y el agua, saliendo por un arco de algunas pulgadas de altura, se extiende sin temor. Inclinado sobre el agua que centellea por los rayos del sol, medito mirando la sombra por donde sale, y envidio la pequeña araña acuática que corre patinando sobre la superficie líquida y va á refugiarse en un agujero de la roca.

El anciano escudriñaba todo el salón por ver si quedaba todavía alguna cosa olvidada, hasta que al distinguir los retratos meditó un instante y exclamó: Si su señoría quiere dar estas pinturas, le adelantaremos veinte ducados, y, después, si su señoría quiere habitar otro palacio se las ritornaremos por poco más.

Jacobo meditó un momento el plan que le proponían y pensando escribir, desde luego, a su esposa, para detener su marcha con la noticia de su ida, aceptó a todo evento la carta para la marquesa de Villasis y despidióse del padre Cifuentes, llamándole don Gregorio.

No traduzca mis palabras, señorito.... Por Dios, no saque usted consecuencias de mi poca habilidad para explicarme. ¿Según eso preguntó el marqués mirando de hito en hito al capellán , usted juzga que no hay absolutamente nada censurable? Clarito. ¿Las considera usted a todas unas señoritas intachables... perfectísimas... que me convienen para casarme? ¿Eh? Meditó Julián antes de responder.

¿En toda la tarde no se ha acercado nadie al chico? Nadie. , mujer interrumpió Vicenta. Le ha dado un beso esa prendera que conocen los señoritos, que se llama D.ª Rafaela. Le besó y le regaló unos caramelos. Pensé que la señorita hablaba sólo de hombres replicó la niñera. Carlota guardó silencio de nuevo y meditó. Está bien dijo al cabo.

Yo... la dotrina replicó la penitente temblando... muy mal. No nada. El capellán no hizo aspavientos. Al contrario, le gustaba que sus catecúmenos estuvieran rasos y limpios de toda ciencia, para poder él enseñárselo todo. Después meditó un rato, las manos cruzadas y dando vuelta a los pulgares uno sobre otro. Fortunata le miraba en silencio.

Al tiempo de colgárselo, Julita acercó la boca a su oído y le dijo graciosamente: Si lo hubieras traído siempre, no te habrían herido. Y sin esperar contestación salió dando brincos. Cuando estuvo en el pasillo, se quedó inmóvil de repente, meditó un momento, y dibujándose en su rostro una sonrisa de placer, siguió corriendo a su cuarto y acto continuo se puso a escribir.

Marcones meditó que la fuerza era escasa y mal prevenida para aquella empresa; pero la disciplina no le permitió hacer objeciones. Además, nació en su pecho la esperanza de que los asesinos fuesen poco aficionados a tomar el fresco a tales horas. Y después de haber examinado cuidadosamente las armas, emprendieron una marcha peligrosa al través de todas las calles y callejas de la villa.

Sólo en su presencia Su propia desnudez el alma advierte, Su propia voz escucha la conciencia. Y pienso aún y con pavor medito Que del Silencio la insondable calma De los sepulcros es tremendo grito Que no oye el cuerpo y estremece el alma!

Palabra del Dia

bagani

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