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Actualizado: 23 de junio de 2025
Mas no quiso Dios que muriesen todos, para que tuviésemos noticia de la felicísima suerte de estos dos operarios Apostólicos; á algunos, pues, dejaron con la vida, bien que condenados á esclavitud perpetua. Los matadores transportaron el cuerpo del P. Arce á la otra banda del río, y le entregaron á los Guaycurús, que también habían echado leña al fuego, y tenido parte en este cruel delito.
Eran los enemigos del toreo andaluz, los madrileños netos, amargados por la injusticia de que todos los matadores fuesen de Córdoba y Sevilla, sin que la capital tuviera un representante glorioso. El recuerdo de Frascuelo, al que consideraban hijo de Madrid, perduraba en estas tertulias con una veneración de santo milagroso.
Después de haber saludado con mucha soltura y gracia a las autoridades, fue a colocarse, como los demás lidiadores, en el sitio que le correspondía. Los tres picadores ocuparon los suyos, a igual distancia unos de otros, cerca de la barrera. Los matadores y chulos estaban esparcidos por el redondel.
Con tales pensamientos, el patriotismo no era para mí más que el orgullo de pertenecer a aquella casta de matadores de moros.
La facilidad, la precisión, la soltura del verso... Por ejemplo, los que sepan jugar al tresillo, el rey de los juegos y el juego de los reyes, apreciarán la extraordinaria exactitud de los siguientes, tomados de una composición de Gutiérrez González, la Visita: Yo perdí este solo de oros El más grande que se ve: Seis de cuatro matadores Rey de copas, cuatro y tres; Por consiguiente, dos fallos... ¡Pero hombre, no puede ser! ¿Lo perdiste?... Lo perdí. ¿Por mal jugado? ¡Tal vez!
El toro bravo fue para ella una fiera bonachona y noble, venida al mundo sin más objeto que enriquecer y dar fama a sus matadores. Jamás asistía a una corrida de toros. Desde la tarde en que vio en su primera novillada al que había de ser su marido, no volvió a la plaza. Sentíase sin valor para presenciar una corrida, aunque en ella no trabajase Gallardo.
Matadores famosos había visto él quedar en público tan mal como su chico. ¡Adelante con la carrera! Y organizaba corridas en las plazas de Toledo y Guadalajara, apareciendo como empresarios amigos suyos, pero «corriendo él con los gastos» como siempre. Su novillada en la plaza grande de Madrid fue, según el tabernero, de las más famosas que se habían visto.
También él había figurado por unos días como «el torero del porvenir», y la afición sevillana, puestos los ojos en su persona, esperaba que eclipsase a los matadores de otras tierras. Pero esto duró poco. Al volver de su viaje con el prestigio de nebulosas y lejanas hazañas, se agolpó la muchedumbre en la Plaza de Toros de Sevilla para verle matar. Miles de personas se quedaron sin entrada.
Es el hombre del día decía con aire agresivo a los que criticaban las nuevas costumbres de Gallardo . No va con granujas ni se mete en tabernas, como otros matadores. ¿Y qué hay con eso? Es el torero de la aristocracia, porque quiere y puede... Lo demás son envidias.
Sintiéndose el Padre mortalmente herido, pidió al neófito que lo dejase allí; y clavando luego en tierra una cruz, que llevaba en las manos, se puso de rodillas delante de ella ofreciendo la sangre que derramaba por sus mismos matadores, é invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María, quebrada y deshecha la cabeza á grandes golpes de macana, entregó su espíritu en manos de su Criador el día 18 de Septiembre del año 1711.
Palabra del Dia
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