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Actualizado: 1 de junio de 2025
Había serias discrepancias entre los doctores más sonados de Madrid sobre si aquellos dolores lentos, profundos y angustiosos, eran simplemente neurálgicos o reumáticos, o acusaban la presencia de un cáncer inextirpable, por lo cual era de suma urgencia que la enferma saliera a tomar estas aguas, aquellos aires y los gases de más allá; y como lo uno estaba en el Pirineo francés, y lo otro en Suiza, y en Alemania y en los confines del mundo lo restante, y, además, era de rigor una detenida consulta con las celebridades médicas de París, la expedición resultaba larga, doblemente por las precauciones y comodidades que exigía el estado lamentable de la marquesa, cuyo médico de cabecera, un hombrecillo ya viejo y de gran experiencia, que la quería mucho, porque casi la había visto nacer, la aconsejaba que tuviera juicio, pues ya estaba en edad de ello; que se quedara quietecita en su casa, limpiándola antes de ruidos y de bambolla; que se acostara tempranito y se levantara tarde; que se curara de la maña inocente de disimular sus vanidades con exigencias de la necesidad, y que no tentara a Dios metiéndose en aventuras como la que iba a acometer, porque ese era precisamente el camino más breve que podía elegir para irse por la posta al otro mundo. ¡Como si callara!
La marquesa culpa de esta singularidad, que no la desagradó, a la caprichosa y siempre impenetrable Leticia. El hecho es que de allí salieron, como pudieron haber salido de otro punto cualquiera, y que nunca como entonces pudo decirse con mayores visos de verdad, que por donde iban no dejaban títere con cabeza.
La marquesa de Villasis tardaba; eran ya las tres y media y el respetable Butrón sentía angustias de muerte, temiendo verse por segunda vez chasqueado por la dama.
Rita se había establecido delante de un gran bastidor y estaba bordando un magnífico frontal de altar, obra que había emprendido en compañía de la condesa. Entró Rafael. Buenos días, tía: buenos días, primas. ¿Cómo va el heredero de los Algares? Tan bien como puede desearse respondió la marquesa.
La marquesa dio entonces el primer paso, diciendo con intención marcadísima: Sí... Parece que Biarritz es el teatro escogido para las negociaciones diplomáticas. Hízose Jacobo el sueco y contestó con tono doctoral de hombre político: Dudosas se presentan... No creo que cuaje ninguna... ¿Ninguna? preguntó riendo la marquesa . ¿Ni tampoco las mías?
El tuteo, que pone en un pie de igualdad, que no debe existir entre padres e hijos, no hay duda que disminuye el respeto dijo la marquesa . Dicen que aumenta el cariño; no lo creo. ¿Acaso, hija mía, me habrías amado más si me hubieras tuteado? No, madre dijo la condesa, abrazándola con ternura , pero tampoco os hubiera respetado menos.
Sigue, Rafael, sigue, hijo suplicó la marquesa , porque ya preveo que ese temerario va a saber por experiencia propia que no se debe tentar a Dios. Pues mi Erín siguió Rafael estaba recibiendo el agua como el arca de Noé, cuando cayó un rayo en el árbol bajo el cual se había sentado. Vaya, vaya gritaron todos , eso es cuento; ¡cosas de Rafael!
La marquesa abrazaba a su nieta como hubiera abrazado al ángel de su guardia, dando gracias a Dios desde lo íntimo de su pecho por haber dado a Jacobo el golpe de gracia con una espada de hoja de lata.
Así discurría, sobre poco más o menos, la marquesa de Montálvez dos horas después de salir de casa de don Santiago Núñez, mientras se desnudaba... para vestirse otra vez con mejores galas, antes de sentarse a la mesa, porque aquella noche le correspondía el turno en el Real, cuya temporada había de concluir pronto; con lo que se declara que había empezado ya la primavera, húmeda y desapacible, por más señas.
¿Sobre qué está disputando mi hermano? preguntó la marquesa, que, distraída hasta entonces por el juego, no había tomado parte en la conversación. Mi tío dijo un oficial joven que había entrado calmadito y sentándose cerca del duque , mi tío está predicando una cruzada contra la música. Ha declarado la guerra a los andantes, proscribe los moderatos y no da cuartel ni a los allegros.
Palabra del Dia
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