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Actualizado: 3 de junio de 2025
Quilito se descubrió la cabeza; tenía fiebre. La marea le mojaba ya los pies, y se retiró al otro extremo del tronco: miraba el agua avanzar y decía: Cuando llegue hasta aquí y los faroles del muelle se enciendan, entonces, entonces... Es inútil, será cierto y muy razonable todo eso, pero yo no quiero la vida, lo repetiré cien veces; ni ante mi padre, ni ante Susana me atrevería a presentarme ahora, aunque estuviera seguro del perdón del uno y del amor de la otra.
El viernes 7, comenzó á subir la marea á las 7 y 15 minutes de la mañana. A las nueve volvió á subir á tierra el Padre Cardiel con el alferez D. Salvador Martinez y 16 soldados de escolta, á ver si encontraban indios tierra adentro.
En la Bahia de los Leones, bajaron á tierra los españoles, y no encontraron rio alguno. En la de Camarones, no habia cosa notable, sino muchas y grandes peñas que parecian una ciudad anegada. Tenia tan poca agua esta bahia, que la fragata se quedó en la peña hasta que volvió la marea. En la de Gallegos tambien desembarcaron, pero los llamaron antes que pudiesen examinar si habia ó no rio alguno.
Así, á pesar del excelente fondeadero del puerto, la accion de la marea es siempre indispensable para la entrada de los grandes vapores y los buques de vela.
Algunos de los náufragos se arrojaron al mar; pero ¡por el ángel de San Pedro! había que nadar contra viento y marea para llegar a la escampavía, que no obstante no estaba lejos. Imposible. Se ahogaron, pues, los imprudentes, después de haber sido cegados por el remolino de las olas, que les azotaba y les ensangrentaba la cara.
Lo mismo que nuestro arroyo y todos los riachuelos y ríos del mundo, igual que el tortuoso Meandro de Asia, que ha dado su nombre á las sinuosidades de su curso, los arroyuelos de algunos metros de largo que se determinan en las playas del océano, después de los reflejos de la marea, tienen también graciosas formas serpentinas.
Estamos embarrancados dijo el Capitán, secándose el frío sudor que le bañaba la frente . ¿Baja la marea? Sí, Capitán. ¿Qué hora es? Las once. Dentro de cuatro horas será la pleamar. Esperemos con confianza que nos ponga a flote. ¿Y si no llega la marea a desencallarnos? Tenemos la chalupa y nos encomendaremos a Dios y a las olas. Entre tanto, los australianos seguían en la playa.
¡Cómo a la noche callada le place el verte ¡oh Manila! hermosa, alegre y tranquila cabe la mar reclinada...! Ver la agrada, cuando sube la marea la ola que al llegar se ve, como por besar tu pie se deshace y forcejea.
Donde comienza este dilapidado muelle, á veces cubierto por la marea, se alza un espacioso edificio de ladrillos, desde cuyas ventanas se puede disfrutar de la vista de la escena poco animada que presentan las cercanías, y de la abundante hierba que crece por todas partes, y han dejado tras sí los muchos años y el escaso movimiento comercial.
El chino disparó la lantaca sobre los salvajes, que avanzaban amenazadoramente dando saltos por las escolleras, para ponerse a tiro de sus azagayas y bomerangs. Casi al mismo tiempo, el junco, levantado por la marea, salía de su lecho de arena dando un fuerte bandazo. ¡Pronto, el ancla! gritó Van-Stael.
Palabra del Dia
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