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Actualizado: 15 de mayo de 2025
El niño quedó abandonado en el camón del estudi, revolviéndose con los ojos empañados por la enfermedad, y balando débilmente: «¡Mare! mare!»
Sus labios se separaron, lanzando una leve exclamación de sorpresa. ¡Ah!... Se apagó la luz arrogante de sus pupilas. Luego bajó los ojos, y poco después la cabeza. La muchedumbre vociferante lo fué empujando y se lo llevó, sin que nadie se acordase del hombre que había dado la alarma é iniciado la persecución. Aquella misma tarde el Mare nostrum salió de Marsella.
Su padre era el hombre más valiente y más hermoso de la tierra. Así lo veía él. Y un día que, examinando los cajones de su camarote, encontró varias fotografías de mujeres llevando al pie los nombres de lejanos países, su admiración aún fué más grande. Todas debían haber enloquecido de amor por el capitán del Mare nostrum. ¡Ay!
Deseaba terminar su vida de estudiante, para hacerse piloto y seguir las prácticas en el puente, al lado de su padre. Tal vez llegase á mandar á los treinta años el Mare nostrum ú otro buque semejante. Mientras tanto, la atracción del mar le arrastraba lejos de las aulas, yendo á ver á Caragòl á la misma hora en que sus profesores pasaban lista á los alumnos, anotando sus ausencias.
Sí, ya es hora respondió Tòni, que en todo un mes sólo había bajado dos veces á tierra. El Mare nostrum abandonó el lugar de su reparación, yendo á fondear frente á los muelles de comercio, brillante y rejuvenecido, sin ningún desperfecto que recordase sus recientes averías.
Se veía desembarcando la última vez, enfermo, sin voluntad, anonadado por la trágica desaparición de su hijo. El Mare nostrum llegó á la boca del puerto viejo, teniendo á su derecha las baterías del Faro. Este puerto viejo era el recuerdo más interesante de la antigua Marsella. Penetraba como un cuchillo acuático en las entrañas del caserío; la ciudad se extendía por sus muelles.
Mare nostrum iba á valer como si fuese de oro. Tales predicciones, que Ferragut se resistía á aceptar, empezaron á cumplirse al poco tiempo. Escasearon los barcos en las rutas del Océano. Unos se refugiaban en los puertos neutrales más próximos, temiendo á los cruceros enemigos. Los más eran movilizados por sus gobiernos para los enormes transportes de material que exige la guerra moderna.
Encarnación aprobaba estas afirmaciones con rudos gestos de su rostro hermosote y bravío, contenta de poder expresarse contra aquel hermano que le inspiraba cierta envidia por su buena fortuna. Sí; siempre había sido un sinvergüenza. Pero la madre protestaba. Eso no; que yo conozco a la niña, y su probe mare fue compañera mía en la Fábrica.
En cambio, la voz de la cordura, siempre prudente y mesurada, mostró ahora una tranquilidad heroica, hablando lo mismo que un hombre de paz que estima sus compromisos superiores á su vida. «Calma, Ferragut; has vendido tu buque con tu persona y te han dado millones. Debes cumplir lo que prometiste, aunque en ello te vaya la existencia... El Mare nostrum no puede navegar sin un capitán español.
Agradeció las muestras de interés que este gran viajero daba por el pequeño mare nostrum, y especialmente por las particularidades de su cuenca occidental, que deseaba conocer minuciosamente. Podía preguntar cuanto quisiera. Ferragut poseía milla por milla todo el litoral español, el francés y el italiano, así en la superficie como en sus fondos.
Palabra del Dia
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