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Actualizado: 14 de junio de 2025


Sorpendida al ver que don Luis no estaba solo, se detuvo un instante sin soltar el tirador de la puerta, dudando si adelantar o volverse. ¿Estorbo? No, hija, entra. Pepe, que se disponía a marcharse, la saludo; contestole ella, y cogiendo de sobre la mesa un periódico, se puso a leer.

Los múltiples quehaceres de la casa la obligaban a cada momento a interrumpir la conversación y marcharse. Por último se decidió a sentarse en una mecedora, diciendo: De aquí no me levanto ya lo menos en un cuarto de hora... Digo, a no ser que uté quiera quedarse solo...

Aquel era el momento de presentarse como un paladín de la fe, de hacer la cuestión personal en nombre de Jesús y que se tragara el médico á puñetazos aquello de «poeta», que no le indignaba á él menos que á doña Cristina. Pero le inspiraba gran respeto la presencia del millonario, temía disgustar al tío y acabó por marcharse en busca de las señoras.

Conocía a cierta mujer del barrio, que se había casado con un músico de regimiento, y ahora, retirado él del servicio, tenía una tiendecita junto a la carretera de Extremadura, en el cerro de los Corvos. Acababa de perder a un pequeño, y ella se encargaría de lactar al biznieto por poco dinero. La vieja, antes de marcharse, le habló de Feli. La había visto: estaba muy enferma.

Ni podía ser de otra suerte. ¿Qué de comentarios no harían aquellos señores después que él saliese por la puerta? ¿Cuántos chistes no se le ocurrirían al cura acerca de su persona? Se le ponían los pelos de punta de pensar en ello. La idea, pues, de marcharse era de todo punto inadmisible. Más valía seguir haciendo experimentos acústicos con la copa de cristal.

¡Mamá, hay que marcharse! ¡En seguida, hijo mío! Diga usted, doctor, ¿podré pasar la noche junto a mi Sacha? ¡Está solo el pobrecito! Nadie en nuestra familia había muerto en un hospital, y el pobre hijo mío... Y se echó a llorar. El doctor la autorizó para pasar la noche velando al difunto. La madre y el hijo se fueron.

Desnoyers protestó con mal humor. ¿Marcharse?... París era pequeño para ellos por culpa de Margarita, que se negaba á volver al único sitio donde estarían al abrigo de toda sorpresa. En otro paseo, en un restorán, allí donde fuesen, corrían igual riesgo de ser conocidos.

Servida la cena, que fue espléndida, los convidados empezaron a marcharse contentos y satisfechos, como gentes que habían cumplido su misión.

Tampoco compartió la alegría que nos había causado el despertar de Marta. No le habléis cuando vuelva en agregó, y sobre todo no la dejéis hablar. Necesita de la menor porción de sus fuerzas. Antes de marcharse me miró largamente y meneó la cabeza con expresión inquieta.

Ya comprende usted que si los carlistas llegasen a romper la línea de Somosierra, entrarían aquí como Pedro por su casa, tomarían las armas que les pareciera, inutilizarían la fábrica y podrían marcharse por el valle de Cañedo sin peligro alguno. Por ahora no hay cuidado que rompan la línea, ya lo , pero ¿quién puede asegurar lo que sucederá con el tiempo?

Palabra del Dia

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