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¡Menudas turcas habrá tomado desde que está aquí! ¿Y se marchará, o no se marchará? Yo creo que dijo Fernández . Tengo entendido que está muy disgustado porque Napoleón no le quiere hacer rey de España. ¡Angelito!, pues no pide poco que digamos. Y como parece que mandan de rey al que lo es de Nápoles, un D. José, al cual, según dicen, también le gusta aquello...

Los berberiscos se prometían repetir la acción que tuvieron con D. García de Toledo, dejando que la tropa marchara sin otra molestia que la sed para atacarla en los pozos, que habían cegado con piedra y arena, á excepción de uno.

Pero cuando le dijo a Mauricia que se marchara, esta no quiso, y empezó a poner de oro y azul a doña Guillermina, hallándose esta presente, y a todas las señoras de las Juntas católicas, diciendo que eran unas tales y unas cuales. ¡Qué bribona! Si es atroz... le entran esos toques, y no sabe lo que dice. Doña Guillermina no se acobardó por esto, ni renunció a llevársela.

Delaberge se le quedó mirando lleno de sorpresa, preguntándose si no estaría loca aquella mujer. No la entiendo... ¿Qué quiere usted decir? Nada, nada... Se vio entonces que hacía grandes esfuerzos para recobrar su impasibilidad de figura de cera y prosiguió: Deje usted que hable con Simón; será mejor para y para usted... Prométame que se marchará usted apenas quede arreglado este asunto.

En el transcurso de este tiempo su padrastro había muerto: el niño que el matrimonio había tenido y que Germán conocía, también: sólo vivía una niña, nacida después que él se marchara a América. La finca del Sotillo estaba hipotecada y corría riesgo de pasar a manos de acreedores. Germán envió bastante dinero para rescatarla y mantuvo a su madre y a su hermana con holgura.

Ordené a Juan que marchara, y el cura y yo seguimos detrás a pie, por un buen trecho, con el objeto de estar juntos un poco más. Os escribiré todos los días, señor cura. No te pido tanto, hijita mía: Escríbeme solamente una vez por mes; pero con toda intimidad. Os escribiré todo, completamente todo, hasta mis ideas sobre el amor. Veremos replicó el cura con sonrisa incrédula.

A la agresión asoladora y disolvente opondrá el Gobierno la acción del país organizado, que marchará denodada y virilmente á restablecer la paz, sin escatimar esfuerzo alguno, en aras de la salvación de la República y del decoro nacional.

Cuando le pareció que se hallaba en su punto, la partió en varios trozos, y tomando un rollo de madera se puso a modelarlos con gran cuidado. Ricardo preguntó con timidez. ¿Me dejas que te ayude, Martita? No sabes. Me dirás lo que debo hacer, y bajo tu dirección marchará bien el negocio. ¡Ahora me adulas! Bueno, consiento en ello, pero lávate las manos.

Barbarita no gustaba de prodigar su tesoro, y apenas acercaba el papel a las respingadas narices de las otras, lo volvía a retirar con movimiento de cautela y avaricia, temiendo que la fragancia se marchara por los respiraderos de sus amigas, como se escapa el humo por el cañón de una chimenea. El tiro de aquellos olfatorios era tremendo.

Doña Carmen, que había autorizado los amores de la señorita Julia con D. Javier, prohibió naturalmente que éste entrase en la casa durante su ausencia, y ella, más buena que el pan, para evitar toda clase de habladurías, pidió a su novio que se marchara también de Madrid durante el verano.