United States or Switzerland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Era flaco, y de nariz muy larga, y la ropa se le caía del cuerpo, y no tenía más poder que el de su corazón; pero de casa en casa andaba echando en cara a los encomenderos la muerte de los indios de las encomiendas; iba a palacio, a pedir al gobernador que mandase cumplir las ordenanzas reales; esperaba en el portal de la audiencia a los oidores, caminando de prisa, con las manos a la espalda, para decirles que venía lleno de espanto, que había visto morir a seis mil niños indios en tres meses.

Al fin en una mula le sacaron, Con un pregon su culpa publicando, Que los indios por èl se levantaron, Aquesto iba el verdugo pregonando. Tantos indios en esto se juntaron, El Cuzco de tal suerte alborotando, Que necesario fuè que le rogasen Al Inca que mandase que callasen.

Pero la hermosura de Preciosa aquel día fué tanta, que ninguno la miraba que no la bendecía, y llegó la nueva de su belleza a los oídos de la señora Corregidora, que por curiosidad de verla hizo que el Corregidor su marido mandase que aquella gitanica no entrase en la cárcel, y todos los demás , y a Andrés le pusieron en un estrecho calabozo, cuya escuridad y la falta de la luz de Preciosa le trataron de manera, que bien pensó no salir de allí sino para la sepultura.

Ya que le paresció que habria hecho aquel capitan suyo lo que le habia mandado, levantóse el Viracocha Inca y rogó á Inca Yupanqui que metiese aquellas cosas que llevaba de Uscovilca dentro del aposento do ántes le habia rogado que las mandase meter, para que las pisase su hijo Inca Urco y que luego se las pisase él.

Y yo digo que si Su Santidad me mandase meter una cuarta de bayoneta por el ombligo a ese condestable, tenga usted por seguro que le metía dos. No. ¿Cómo no? rugió el capellán poniéndose carmesí. Porque el condestable ha muerto hace tres siglos. Me alegro. Tres siglos hace que arde en los infiernos.

No pensó que fuese grande la indiscreción que cometía; lo que había visto la tía, podía muy bien verlo el marido. La llave pareció ponerse espontáneamente entre sus dedos como si una adversa y misteriosa influencia mandase á su voluntad. Abrió la caja y al levantar la tapa vió desde luego las cartas acusadoras. Las tomó, sin sospechar nada malo.

La verdad es que me he portado muy mal. ¿Cómo buscarla sin comprometerla?... ¿Cuándo lloverá? ¿Se acordará JuliaPoco faltó para que mandase hacer rogativas. Por fin llovió, y con tal abundancia que acudir a la cita era ponerse hecho una sopa.

4 Y el pregonero pregonaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones, y lenguas, 5 al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña, y de todo instrumento musical, os postraréis y adoraréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado:

Recuerdo que una vez, estando en Palacio, me suplicaron que les mostrase cómo era una, y tuve que capear, picar y matar una silla, lo cual divirtió mucho a toda la Corte, especialmente al Rey Jorge III, quien era muy amigote mío y siempre me decía que le mandase a buscar a mi tierra aceitunas buenas. ¡Oh!, tenía mucha confianza conmigo.

Se lanzó a todo correr por aquel camino de fuego, aguantando el sol con la cabeza baja, jadeante y echándose a pecho la cuesta que minutos antes no quería subir, aunque se lo mandase el Nuncio. Algo terrible preparaba. La voluptuosidad del mal era sin duda lo que le daba fuerzas. Tal vez buscaba subir alto, muy alto, para desde la cresta de un desmonte aplastar su carga de gatos.