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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Para ordenar al dean D. Juan de Contreras fué menester que el cabildo le mandase entregar el báculo de plata dorado, e la mitra mayor, con lo que necesario es del Pontifical mayor, para levar á nuestro Sr. el obispo D. Sancho de Roxas á Baena.
¿Es de veras eso, chico? dijo acercándose a él sonriente y tomándole con sus dedos finos sonrosados la barba . No lo creo.... Tú no tienes temperamento de enamorado.... Y si no, vamos a probarlo.... Si yo te mandase hacer una cosa que pudiera costarte la vida, o lo que es aún peor, la honra ... algunos años de presidio..., ¿lo harías? ¡Ya lo creo! ¿Sí?... Pues mira, quiero que mates a mi marido.
-Ellos -respondió Sancho- son tres mil y trecientos y tantos; de ellos me he dado hasta cinco: quedan los demás; entren entre los tantos estos cinco, y vengamos a los tres mil y trecientos, que a cuartillo cada uno, que no llevaré menos si todo el mundo me lo mandase, montan tres mil y trecientos cuartillos, que son los tres mil, mil y quinientos medios reales, que hacen setecientos y cincuenta reales; y los trecientos hacen ciento y cincuenta medios reales, que vienen a hacer setenta y cinco reales, que, juntándose a los setecientos y cincuenta, son por todos ochocientos y veinte y cinco reales.
Desmontó á la puerta del pabellon meridional en el edificio llamado daru-l-jandal, sobre una plataforma, donde tomó asiento con su séquito esperando se le mandase entrar.
Esta cuestion de pura etiqueta fué causa de que el presidente del coro mandase cesar el sermon y continuar la misa, intimando por su parte el tribunal censuras á los del altar. Redújose la funcion á una confusa babilonia: ambas partes acudieron al rey, y una junta de ministros resolvió que cuando no estuviese el prelado presente, el predicador solo hiciese la venia al Santísimo.
Mi opinión era que le mandase a usted la cuerda con que merece ser ahorcado, pero él se empeñó en darle un salvo-conducto hasta la frontera y quinientos mil pesos. Pues entre las dos ofertas prefiero la de usted, señor mío. ¿Es decir que rehusa usted la del Duque? Desde luego. Así se lo dije a Su Alteza. Y el bribón que había recobrado todo su aplomo, me dirigió la más alegre de sus sonrisas.
Palabra del Dia
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