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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Es lo mejor que puee haser un probe pa que le respeten y abrirse camino. El Nacional, que había escuchado hasta entonces con muda gravedad las palabras del bandido, creyó necesario intervenir. El probe lo que nesesita es instrucsión: sabé leé y escribí. Provocaron estas palabras del Nacional las risas de todos los que conocían su manía.

Lloviera, ventease, nevase o granizara; con calor, con frío o con tormenta, veía yo aparecer al cura, enfaldada la sotana hasta las rodillas y el sombrero debajo del brazo. No si lo he visto nunca con él puesto. Tenía la manía de caminar con la cabeza al aire, sonriendo a los viandantes, a los pájaros, a los árboles, a las flores del campo.

Si la señora respetable á quien me he referido más atrás resucitara hoy, no creería el cambio que han sufrido las costumbres de los de su comunión social. Pero vamos á cuentas. No estoy censurando esta nueva afición de mis paisanos, que ya raya en manía; consigno un hecho sencillamente.

O todos igualmente locos y fanáticos, ó todos igualmente dignos de consideración y respeto. Otra terrible manía del Sr. Taylor es la que muestra contra las corridas de toros, á las que fué no obstante y se divirtió viéndolas.

Sabes que tengo la pasión del campo, la pasión de la mar, la manía de andar mucho, y el vicio de embadurnar lienzos y papeles, por no decirte que tengo el vicio de pintar; pues para saborear y dar fomento a estos vicios y pasiones, hay aquí no solamente los medios abundantes que ofrece la Naturaleza, sino ciertos recursos accesorios, pero de grandísima importancia, que me ha proporcionado la casualidad.

Al cabo de algunos meses de este régimen inflexible, llegué a un estado de salud artificial y de solidez de espíritu que me parecía apropiada para emprender mucho. Comencé por saldar mis cuentas con el pasado. Ya sabe usted que había tenido la manía de los versos.

...Qué quiere usted, me ha vuelto otra vez la manía de modelar en barro. Cuando tengo entre manos alguna figura que me interesa no me acuerdo de nada. Comprendo que hago mal, ¡pero se pasan tan buenos ratos! Romadonga le miró risueño, embelesado, con su acostumbrada benevolencia para todas las locuras. ¡Bravo! Es usted un hombre original.

Todavía tiemblo. ¿Entonces la hija después del padre? ¡Pero esta familia tiene la manía de pasear á la gente por el mar! Me ha hecho sufrir un verdadero interrogatorio á propósito de Jacobo de Freneuse... ¡Bah! ¿Para qué? Eso quisiera yo saber.

Su manía, casi criminal, eran las zangolotinas, como llamaba a las mayores, algunas de ellas vestidas ya de largo y con un pie en el estribo para tomar la vuelta a sus hogares. A éstas las perseguía con una tenacidad y un instinto de perro de caza.

Yo no soy como la mayoría de las mujeres. ¡Bueno fuera que con la vida que llevo me mostrara hipócrita!... Mi pobre tía me cree una loca, porque digo las cosas como las siento: en mi vida me han querido mucho o me han aborrecido, por esta manía de no ocultar la verdad... ¿Quiere usted que se la diga?... Pues bien, usted ha venido aquí porque me ama, o al menos cree amarme; el defecto de todos los muchachos de su edad apenas encuentran una mujer que no es igual a las otras que conocen.

Palabra del Dia

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