Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 30 de junio de 2025
Yo había abierto la maleta y le iba entregando sacos de monedas, que él arrojaba a puñados sobre la multitud con ademán de sembrador... Abajo, a cada lluvia de metales resonaba un tumulto furioso; después, un lento suspiro de gula satisfecha; y luego, el silencio, la suspensión del que espera más. Más murmuraba ansiosamente Sa-Tó, volviéndose hacia mí.
Imagínese que esos deslenguados de por ahí pretenden que la señora consiguió de usted que cargase con su maleta y la niña desde la casa hasta el despacho de la diligencia, y que el galán que se marchó con ella le dio las gracias, ofreciéndole unas monedas y que le ocuparía a la primera ocasión porque le gustaba su trato... ¿por supuesto, que todo ello será una burda invención?
No pude hacerme a aquella fantástica educación, y llegué al colmo del asombro cuando le oí llamar a su padre: «Mi viejo Teófilo» y a su madre: «La buena Isabel.» Cerré la maleta, y volví a tomar el tren. »He aquí el relato muy abreviado de mis tentativas matrimoniales, la más desagradable de las cuales, fue la de la camarada.
Sigo yo, cargando el abrigo y la exigua maleta estudiantil, y buscando a mis tías. ¡En vano! ¡No estaban allí! Se habrían retardado.... Creerían que la diligencia llegaba más tarde.... Me dispuse a salir cuando sentí que me tocaban el hombro. ¡Aquí estoy! ¿Ya no me conoces? ¿No me conoce usted? Soy Andrés.
Me parece que sí... Algo dijeron de bajar a la estación, y de la maleta, y no sé qué. Pues, ya ves... Puedes llamar a Celedonia para que te lo explique mejor. Dijo que sentía tanto no encontrarme... que a la vuelta de Guadalajara vendría... Pero es raro que no te haya hablado de ese asunto de interés que tiene que tratar conmigo. ¿O es que lo sabes y quieres reservarme la sorpresa?
El ventero se llegó al cura y le dio unos papeles, diciéndole que los había hallado en un aforro de la maleta donde se halló la Novela del curioso impertinente, y que, pues su dueño no había vuelto más por allí, que se los llevase todos; que, pues él no sabía leer, no los quería.
No era la doctora la que obraba tales prodigios. Todos los negociantes germánicos de Nápoles y Sicilia le habían dado ayuda... Y convencida de que el capitán iba á ser avisado de un momento á otro, puso en orden su equipaje, arreglando una pequeña maleta que le había de acompañar en la corta navegación. Al anochecer del día siguiente el conde vino á buscarle.
El mancebo de los pantalones cortos, tan pronto como se acercó la niña, habíase retirado majestuosamente, proyectando con su nariz en las paredes una sombra gigantesca. ¡Ah! ¿Una habitación? Venga usted conmigo... Felicia, Felicia, ven a recoger la maleta de este caballero... Por aquí...
Suele, tal vez ser tan ligera, como Va por el aire el aguila, ó saeta, Y tal vez anda con los pies de plomo. Pero para la carga de un poeta, Siempre ligera, qualquier bestia puede Llevarla, pues carece de maleta. Que es caso ya infalible, que aunque herede Riquezas un poeta, en poder suyo No aumentarlas, perderlas le sucede.
Como el muerto había manifestado el deseo de que, por entonces, Mabel ignorase la realidad, no le avisamos el trágico y doloroso suceso. La curiosidad nos hizo volver pronto al hotel y subir a la habitación del muerto, para examinar el contenido de su maleta y pequeña valija, pero, fuera de sus ropas, un libro de cheques y unas diez libras esterlinas en oro, no encontramos nada.
Palabra del Dia
Otros Mirando